Asisto a la presentación del Foro Internacional del Español 2015 porque me parece una idea tan buena como todas las que dimanan de Luis Eduardo Cortés, presidente de IFEMA, y de su gente. El recinto ferial es un huracán de ésas iniciativas que luego suelen enriquecernos a muchos cuando se ponen en práctica. En el mayor recinto ferial del paÃs intentan mover el dinero con inteligencia. Ahora, crean una rampa de lanzamiento lingüÃstica, pero también económica, que ayude a nuestras empresas a aprovechar comercialmente el hecho de que más de 540 millones de personas hablan español. Cientos de instituciones y marcas de todo el mundo remarán juntas este año para promover la formación, la traducción y los contenidos digitales de la lengua de Quevedo. En la conferencia de prensa, los representantes del Instituto Cervantes, de la Real Academia Española y de la Universidad de Alcalá de Henares esquivan escrupulosamente los barbarismos. Hoy no es el mejor dÃa para hablar en espanglish. El rector de Alcalá, Fernando Galván, comenta entre bromas y veras que ha decidido decir en lÃnea y no online. Hoy toca hablar en nuestro idioma. El presidente de la Plataforma del Español, Jesús MartÃn, toma la palabra y, en aproximadamente seis minutos, dice al menos cinco veces que lo suyo es un cluster. Es una palabra no admitida por la Academia, aunque hay alguna autoridad partidaria de adoptarla y de adaptarla poniéndole una tilde: clúster. Que el defensor del español hable en inglés sin necesidad y en público es como que Peter Parker le robe el bolso a una anciana a puñetazos.
Primer turno de intervenciones de la prensa. MÃo. Le señalo a don Jesús su avalancha de barbarismos (o del mismo anglicismo repetido) y él se pregunta en alto cómo referirse entonces a la Plataforma. Sugiero que no es el momento adecuado para decidirlo, pero que podrÃamos emplear conglomerado, conjunto o grupo. El señor MartÃn me responde que grupo no puede ser porque él es de ciencias, conoce bien la teorÃa de grupos y está convencido de que grupo no es el referente adecuado. Me importa poco. El presidente de la Plataforma del Español tiene que hablar en español igual que los veterinarios deben ser veterinarios. Otra cuestión es que en la realidad delirante del dÃa a dÃa de España sea necesario aclarar estos detalles.
Una cosa es que asumamos algunos anglicismos, sobre todo los técnicos. Otra muy distinta, que nos traguemos el actual espectáculo de estulticia superflua que amenaza con sepultar el castellano en palabras ajenas a nosotros sólo porque son más chics. Que relega al olvido términos nuestros anteriores perfectamente válidos como consecuencia de tres fenómenos. El primero, la necesidad de decirlo todo en inglés que sienten quienes no hablan esa lengua. Ellos consideran fascinantes los anglicismos y no quieren quedarse fuera de la moda. El segundo, el hecho de que aquà no hay un niño de Andersen que denuncie que el emperador pasea desnudo. El tercero, una mezcla entre nuestro esnobismo de siempre, nuestra tradicional falta de orgullo y el poco amor que sentimos por lo nuestro.
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