Hasta Londres me llegó la noticia de la aprobación de los números uno de las listas del PP para las elecciones generales en un momento en el que las televisiones de este país repiten una y otra vez la valiente decisión de su primer ministro, David Cameron, de cancelar los vuelos a Egipto para evitar un atentado como el del avión ruso. Ha sido el primer mandatario internacional que ha dado un paso al frente y le ha plantado cara a los islamistas.
Aunque no tiene nada que ver con el político inglés, leyendo la esperada lista de los populares veo que María Dolores de Cospedal ha decidido dar también un paso al frente e iniciar una nueva etapa política en el Congreso de los Diputados, al situarla el presidente del PP de número 1 en la candidatura del Partido Popular por Toledo. Para mí no es ninguna novedad, como tampoco lo será que el próximo año no vuelva a presentarse a la Secretaría General del PP. No lo hará, porque para ella dos mandatos ya son “suficientes”, y porque después de haberse enfrentado, la mayoría de las veces en solitario, al extesorero Luis Bárcenas, que nunca le perdonó que pusiera freno a sus tejemanejes en el PP, debe emprender un nuevo rumbo político.
Las etapas en política, como en la vida, van pasando, y hay que saber cuándo es el momento de cambiar. Yo creo que para Cospedal el momento es ahora. Desalojada del poder en Castilla-La Mancha por la coalición PSOE-Podemos, a la que no pudo hacer frente por unos mil votos, a pesar de haber ganado las elecciones, la secretaria general ha puesto su mirada en la política nacional . La próxima Legislatura será una de las más interesantes de la historia reciente de la democracia española y para el Partido Popular vital para la búsqueda del sucesor de Rajoy. En el Congreso hay que estar, sí o sí.
A Cospedal le puede esperar un puesto en el Gobierno, si Rajoy gana y puede gobernar finalmente con el apoyo de Ciudadanos; o en el Grupo Parlamentario, si Rajoy se va a la oposición y, lo que es previsible, abandone la política y abra la carrera de la sucesión en su partido. Una sucesión que tendrá su punto álgido en el Congreso Nacional del PP del próximo año y en la nueva dirección que salga de allí. Todos los que son jugarán sus cartas para poner a los suyos en la dirección del partido y controlar así a las direcciones regionales, que serán las encargadas de decidir el voto hacia uno u otro candidato en unas primeras que, no me cabe la menor duda, serán abiertas a todos.
Seguir a Paloma Cervilla en Twitter
Otros enlaces relacionados:
Londres (IV): ¿Y quién sucederá a Rajoy?
Londres (III): España y la remontada a lo Cameron
Londres (II): En la Citty solo preocupa Podemos
Londres (I): la España que se queda
EspañaOtros temas Paloma Cervillael