Craso error cometería Izquierda Unida si hoy pactara con Pablo Iglesias y se dejara devorar por Podemos. Su desaparición sería inmediata.
Si yo fuera Alberto Garzón, que no lo soy, aguantaría la presión porque las encuestas juegan a su favor. No es lo mismo pactar ahora, en una situación de incertidumbre electoral, que después de las elecciones. Y lo digo porque yo creo que el viento sopla en la dirección de Izquierda Unida que puede capitalizar el voto que se va a fugar de Podemos, cansado de las chulerías de Pablo Iglesias.
Hay muchos jóvenes votantes de Podemos a los que no les ha gustado la soberbia de Iglesias y se podrían replantear su voto. Lo dicen ellos cuando se les pregunta por la actitud que ha mantenido el líder de Podemos durante la negociación de un pacto de Gobierno.
Si Garzón sube en votos y en escaños en el Parlamento, podrá negociar con Pablo Iglesias desde una posición de fuerza. Si lo hace ahora, le estará dando alas a Podemos para dar un paso más en su objetivo de ser el único referente de la izquierda española y relegar al PSOE a la segunda posición.
Garzón, que ya ha resistido el primer envite de Iglesias, no se debe dejar llevar por los cantos de sirenas de Iglesias, debe de aguantar e ir en solitario a las elecciones del 26 de junio. El día después puede ser objeto de deseo del líder podemita y sus escaños tendrán más valor. Si hoy se entrega puede que IU desaparezca y el día después del 26 de junio, una vez que Iglesias haya conseguido su objetivo, ser relegado a una figura meramente decorativa y un triunfo de caza del líder podemita.
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España Paloma Cervillael