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Mariano Rajoy más irónico se mofó hoy de la bancada socialista durante su intervención en el debate sobre el estado de alarma decretado por el Gobierno, que se ha celebrado en el Congreso de los Diputados. El líder de la oposición utilizó una hábil estrategia dialéctica, le puso la trampa al PSOE y los diputados socialistas cayeron, para que éstos probaran su propia medicina, la de la descalificación, rayando en el desprecio, que utilizaba el hoy vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba cuando estaba en la oposición.
El debate se animó cuando Rajoy, para sorpresa de los que seguíamos el debate desde la tribuna de prensa, se descolgó asegurando que “el ministro de Fomento es un inútil total con importantes dosis de caradura”. La fiesta se animaba y desde las filas socialistas se escuchó: “Cállate, tonto”. El líder de la oposición miró al tendido, esbozó una sonrisa y recordó que estas descalificaciones fueron la definición que Alfredo Pérez Rubalcaba hizo del primer ministro de Fomento del PP, Rafael Arias Salgado, por unos retrasos en los aeropuertos en 1999. Un golpe de efecto que anuló cualquier descalificación que Zapatero hubiera querido hacer del PP. De hecho, surtió efecto, ya que el presidente no se cebó especialmente con la oposición, cuando le recriminó su falta de habilidad negociadora para frenar a los controladores.
Después de estas palabras, dirigidas al ministro de Fomento, José Blanco, aunque muy sutilmente, sobraba todo lo demás. Rajoy dijo todo lo que quería decir y no apretó más en el debate.
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