La partida ha terminado y ya hay un ganador: Mariano Rajoy. ¿Quién lo diría hace hoy un año, cuando muchos decían que eso que llamaban la nueva política venía para quedarse y que Rajoy, ese viejo dirigente del PP, estaba muerto?
Pues va a ser que no. Este gallego de poco más de sesenta años está más vivo que nunca y con su veteranía y experiencia en la política ha fulminado a los adolescentes, que se creían que solo con juventud se conquistaba el cielo. Pero no, para las grandes batallas hace falta prudencia, resistencia y sabiduría.
Hoy sí es el día para echar una miradita al campo de batalla. Pedro Sanchez, el del “no es no”, está muerto; Albert Rivera, el del yo nunca apoyaré a Rajoy, está herido, no de muerte, pero sí estupefacto, al ver que su estrella se ha apagado tan rápidamente; y Pablo Iglesias ha perdido gran parte de su aureola y ha tenido que volver a la calle para intentar volver a ser lo que era.
Por este erial de cadáveres y malheridos se pasea triunfal hoy Mariano Rajoy. Ha ganado dos elecciones, con más apoyos y más escaños; y el sábado será elegido presidente del Gobierno, supongo que para sorpresa de propios y extraños.
Liderará un Gobierno en un momento muy difícil, y quizás no muy prolongado en el tiempo, y tendrá que enfrentarse a otras batallas. Pero esta, la que todo el mundo daba por perdida, la ha ganado. Así es Rajoy, ese hombre corriente de Pontevedra.
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