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Blogs Pasando por el aro por Emilio V. Escudero

Venganza en el valle de lágrimas

Emilio V. Escuderoel

Podría serlo, pero este no es el título de la última de Bruce Willis. Algo tiene que ver con el cine, sí, pero no en el sentido estricto de la palabra. Y es que, esta noche, Lakers y Heat protagonizarán una superproducción con dos objetivos muy diferentes. Los campeones buscarán venganza tras la paliza recibida en casa el día de Navidad. Los aspirantes tratarán de secarse las lágrimas con un triunfo tras cinco derrotas consecutivas.

Miami llora por las esquinas. La ciudad entera se teme lo que se viene encima y muy pocos piensan que puedan ganar a los Lakers (mucho menos el anillo). Si preguntas en los bares, en la playa, por la calle… todo el mundo te dice lo mismo. «Este año, el anillo es imposible. Sobra Spoelstra y algún que otro jugador. El año que viene será diferente». Un pesimismo exagerado si tenemos en cuenta que los Heat ya se llevaron la victoria este año del Staples Center.

Pero en Florida pesan más las cinco derrotas consecutivas que todos los triunfos anteriores. El victimismo de Wade y compañía ha puesto al resto de la NBA en contra y ha provocado alguna que otra frase desafortunada, como la de Phil Jackson, diciendo, poco menos, que llorar es de niños y que esto es un juego de hombres.

Más allá de las lágrimas, lo cierto es que el partido le llega en un mal momento a Miami, justo en medio de la reconstrucción tras la marcha de Arroyo y la llegada de Bibby. Las dudas sobre sus individualidades y el rol de LeBron y Wade dentro de la cancha han reaparecido, aunque esta vez, los focos de la ira no se centran en Spoelstra, sino en Chris Bosh. El tercero en discordia del «Big Three» está jugando mal. El martes, ante los Blazers, el público la acabó tomando con él, pitándole durante el último cuarto y en esas estamos.

El pívot ha bajado sus números desde que aterrizó en Miami. Vale, era algo de suponer. Con Wade y LeBron al lado, no superar la veintena de puntos es lógico. Así, Bosh promedia ahora 18,1 puntos por partido, algo menos de los 24 que conseguía de media en su último año en Toronto y 2 menos de su promedio como profesional. Hasta ahí, correcto. Lo que se entiende menos es que haya bajado su producción reboteadora (8,1 por los 10,8 del año pasado) y su capacidad para asistir (1,8 vs. 2,4). Además, si tenemos en cuenta que le llegan menos balones, lo normal sería que los que se juega, lo hiciera con cierta ventaja, pero todo lo contrario. Su porcentaje de acierto también ha disminuido del 51,8% de su último año como «Raptor», hasta el 48,5% con la camiseta de los Heat. Su concurso esta noche será vital si los Heat quieren volver a saborear las mieles del triunfo.

En los Lakers entienden perfectamente el sufrimiento que atraviesan estos días en Miami. “Es siempre duro pasar ese tipo de rachas, sobre todo si estás debajo de un microscopio”, ha dicho Bryant. Esa presión de tener que ganar siempre está presente cada día en el vestuario angelino, que tras un inicio de campaña irregular han empezado a mostrar ya su mejor cara. Ante San Antonio demostraron que ya van en serio y en Miami quieren sumar su décimo triunfo consecutivo y, de paso, devolver la paliza que se llevaron el día de Navidad del Staples.

NBA Emilio V. Escuderoel

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