Jeremy Lin llegó el pasado diciembre a los Knicks por la puerta de atrás. Fichado poco más que para ser utilizado de sparring en los entrenamientos, este base americano de origen taiwanés ha ido ganándose poco a poco los minutos en la cancha hasta terminar siendo titular.
Anoche, ante los Jazz, Lin anotó 28 puntos y repartió 8 asistencias, desatando la locura en un Madison Square Garden ávido de ídolos. Sin Stoudemire, fuera del equipo tras la repentina muerte de su hermano en accidente de coche, y con la lesión de Carmelo Anthony, Lin se adueñó del equipo.
Aunque partía como quinto base dentro de los esquemas de D’Antoni, este joven americano procedente de la Universidad de Harvard, ha cautivado el corazón de la Gran Manzana. El teórico titular, Baron Davis, aún no ha podido ni debutar con la camiseta de los Knicks, mientras que Toney Douglas, que tenía que ser su sustituto, ha pegado un bajón increíble de la temporada pasada a esta y dejar el equipo en sus manos es una locura.
La aparición de Iman Shumpert, otro de los rookies del equipo, ha aliviado durante un tiempo al técnico más de moda de la NBA (más que por sus logros, por que su despido está en boca de todos), pero se ha acabado dando cuenta de que su puesto es más el de escolta que el de base. Por detrás solo queda Mike Bibby, un veterano curtido en mil batallas, del que se esperaba más, pero que ha demostrado que no le queda gasolina para liderar un proyecto tan importante como el de los Knicks (también fracaso en Miami el año pasado).
De esos lodos, ha emergido Jeremy Lin. Paciente en las victorias y contundente cuando ha tenido minutos. De los once partidos que ha disputado este año, solo en tres ha jugado por encima de los diez minutos. En esos, sus números son muy notables (20.6 puntos de media y 7 asistencias) y con ellos ha sabido cautivar Nueva York. Su origen taiwanés abre, además, un nuevo mercado para los Knicks, algo que nunca está demás.
NBA Emilio V. Escuderoel