El 7 de noviembre de 1991 Magic Johnson hizo público que estaba infectado por el virus VIH. Aquella rueda de prensa fue una conmoción para el mundo del baloncesto, que veía como una de sus estrellas se apartaba de la competición. A pesar de su adiós prematuro a la canasta, el jugador de los Lakers fue votado para formar parte del equipo del Oeste del All Star de aquel año, en el que recibió un velado homenaje por parte de sus compañeros y del público.
Aquel encuentro, que terminó con la victoria contundente del Oeste (153-113), será recordado por los últimos dos minutos. Ahí, Johnson protagonizó dos duelos “mágicos” contra Isiah Thomas y Michael Jordan. Dos uno contra uno que pasaron a la historia del baloncesto mundial y que sirvieron para “despedir” (posteriormente regresaría a las canchas para disputar 32 partidos más) a uno de los más grandes, que meses más tarde ganaria la medalla de oro en los Juegos de Barcelona 92.
Desde aquel partido de 1992, Orlando no ha vuelto a albergar un All Star. Han sido 20 años de espera para que vuelva la magia. La construcción del Amway Center, la joya de la ciudad que ha costado 360 millones de euros, ha permitido que la ciudad pueda volver a ser el epicentro del baloncesto americano.
La crisis que azota la economía mundial se ha cebado más con una zona de Estados Unidos especialmente delicada y dependiente del turismo. La conocida como “Las Vegas de los niños”, por los numerosos parques temáticos que concentra (entre ellos Disneyworld), espera recaudar unos 75 millones de euros durante el fin de semana. Un empujón para una economía delicada que se vio en peligro por culpa del cierre patronal.
La nueva casa de los Orlando Magic albergará los tres días de espectáculo. Sus 18.500 asientos serán testigos del debut de Ricky Rubio y Marc Gasol en un All Star, pero también de la ausencia de Pau después de tres participaciones consecutivas.
NBA Emilio V. Escuderoel