Hay jugadores y jugadores. Los hay que utilizan el baloncesto como medio de vida y que una vez que abandonan la cancha su única preocupación son ellos mismos. Luego hay otros (la mayoría) que saben utilizar su posición en favor de los demás. Devolver una parte de la suerte que la vida les ha regalado en forma de servicio a la comunidad. Algo que la NBA sabe inculcar desde el primer momento con especial interés.
Serge Ibaka estaba de vacaciones cuando se produjo el desastre. Un tornado que arrasó buena parte de Oklahoma City y que dejó gran parte de la ciudad destrozada. Buen aficionado a las redes sociales, el jugador de los Thunder no tardó en enviar sus mensajes de condolencia a las víctimas y en pedir una oración por los más afectados.
Días después, con los efectos aún palpables, el congoleño nacionalizado español ha aprovechado para visitar la zona cero del tornado. Un gesto que pone de relieve su carácter humilde, que no olvida su origen. El jugador ha quedado realmente impresionado con la magnitud de la castástrofe. Cientos de casas arrasadas, familias que se han quedado con lo puesto y un camino por delante muy complicado de recorrer.
Quizá por ello, Ibaka ha querido estar con ellos en este primer paso de la reconstrucción. Una senda muy difícil, como la que él ha tenido que recorrer hasta la cima del éxito. Ejemplo de lucha que ha querido transmitir a los afectados, con los que ha podido vivir de primera mano el desastre en una visita que el congoleño ha hecho desde el corazón. El mismo que utiliza en cada partido para ayudar a los Thunder a ganar y que estos días le ha llevado a ser uno más en las labores de reconstrucción de las zonas más dañadas.
Fotos, cortesía de U1st Sports
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