La NBA se jacta de ser una de las competiciones deportivas mejor organizadas del mundo. Todo está programado. Nada se deja al azar. Por eso, la suspensión del partido que los Knicks y los Magic debían disputar en la madrugada del martes al miércoles ha cogido por sorpresa a todos los aficionados al baloncesto.
La versión oficial relata que unos trabajos de mantenimiento en el techo del templo neoyorquino provocó la caída de «asbesto», un mineral similar al amianto, a la pista, por lo que se decidió clausurar el pabellón hasta que las autoridades certificaran que no había riesgo para la salud de las personas. Según fuentes médicas, la inhalación de las fibras de asbesto puede provocar problemas respiratorios graves e, incluso, cáncer de pulmón.
«Hasta que el Departamento de Medio Ambiente de la ciudad y un grupo de expertos independientes no aseguren que el pabellón es totalmente seguro no se reabrirá», anunció la franquicia a través de su página web, en la que no se especifica si se jugará o no el choque previsto para el próximo viernes ante los Wizards. La opción que se baraja, siempre que el Madison siga cerrado, es que los Knicks se trasladen al Izod Center, antigua casa de los Nets, para disputar sus encuentros mientras duren los trabajos de reparación.
Esta es la séptima vez que los Knicks tienen que suspender un partido en su casa. La última, en 1996, se debió a una copiosa nevada que dejó aislada gran parte de la ciudad. Aquel partido contra Seattle fue aplazado.
NBA Emilio V. Escuderoel