La foto de equipo del Olympiacos esta temporada incluye un andamio y no es casualidad. Tras una temporada plagada de éxitos, culminados con el título de la Euroliga frente al Real Madrid en la final de Londres, el equipo dirigido por Bartzokas comenzó una reconstrucción obligada por la crisis económica que azota a Grecia.
Quizá por ello, nombre por nombre, cuesta asimilar las palabras de Laso: “El Olympiacos es más que Spanoulis”. Para el seguidor blanco, el base es el escollo principal. El hombre que les apartó de la gloria europea hace un año con una actuación soberbia en la final de 2013, en la que anotó 22 puntos tras el descanso.
Poco después, varios de los causantes principales de ese título, volaron de El Pireo. Law, Hines, Papanikolaou, Antic… ninguno de ellos está ya en Atenas, lo que obligó a rebuscar en el mercado en busca del “bueno, bonito y barato”. El aura ganador de los últimos dos años atrajo a hombres consolidados como Begic (ex del Real Madrid, aunque lesionado) o Shermadini, fichado del CAI Zaragoza a mitad de temporada.
Por fuera es donde más se notan las ausencias, sin Law y Papanikolaou (rumbo a Barcelona), que eran dos hombres que aportaban defensa y puntos en cada partido. Aún así, por encima del andamio, queda Spanoulis. El alma del equipo. La extensión de Bartzokas dentro de la cancha. Uno de esos jugadores geniales que se cuentan con los dedos de las manos en Europa. Él será la principal preocupación de los blancos, aunque no la única.
El Olympiacos es el equipo que más rebotes captura del Top 16, lo que demuestra un poderío interior que puede poner en peligro a los blancos. La herida de Londres, esos 17 puntos que el Real Madrid dejó escapar para levantar la novena Copa de Europa, aún escuecen en el vestuario blanco. A su favor, el factor cancha, ya que este año no han perdido ningún partido en casa.
Euroliga Emilio V. Escuderoel