Recuerdo que una vez vi a LeBron James ensayando lanzamientos desde el centro del campo en el Madison Square Garden. Aquel vídeo me lo enseñó luego Gonzalo Váquez y si él se asombraba, yo sabía que eso no era normal. Los anotaba con tal facilidad que a uno le daban ganas de bajar y enganchar esos balones a ver si estaban teledirigidos. Son palabras mayores. Cualquiera que haya jugado al baloncesto sabe lo complicado que es hacer una canasta. Para los más avezados, quizá un poco menos. Hacer dos seguidas es sencillo para un profesional. Incluso cinco. Diez.
Juan Carlos Navarro es uno de esos pocos jugadores que tiene la habilidad de conseguir lo que se proponga con el balón en las manos. Incluso en horas bajas, como se encuentra ahora mismo, el escolta azulgrana no deja de sorprender. La pasada semana, en la visita del Barcelona al Pionir de Belgrado, Navarro se lo pasó “bomba”, al menos durante el calentamiento. El jugador español se situó en el lado que más le gusta del perímetro. Ese desde el que consiguió un triple estratosférico a una pierna durante el Europeo de Lituania en 2011. Desde ahí, anotó 21 triples en otros tantos intentos. Una serie increíble que la grada serbia vivió con pasión (allí es imposible no hacerlo) y que además celebró su falló en el tiro número 22.
Los temores de la afición del Partizan no se hicieron realidad durante el partido. Navarro debió de agotar todo su acierto de la tarde en el calentamiento, porque en el encuentro apenas logró un triple. Aún así, el Barcelona ganó con holgura y Navarro, que sigue con su recuperación, por lo menos sumó.
Euroliga Emilio V. Escuderoel