Acabado este Europeo 2013, son varias las reflexiones que me vienen a la cabeza. Asuntos de presente y futuro, que tienen que ver con aspectos ocurridos dentro y fuera de la cancha. Porque un Europeo no es sólo lo que ocurre durante el mismo, si no también lo que se proyecta de cara al futuro.
Sin Pau y Navarro, España es terrenal
Lo es, como ha quedado demostrado en el torneo, pero eso no quiere decir que no siga siendo una de las mejores selecciones del continente. Sin ellos dos, el equipo es mortal. Puede ganar o perder con cualquiera, pero también es cierto que no hay un rival superior. De cara al Mundial del próximo año, se supone que España irá con todo y volverá a ser el equipo temible de la última década, pero mirando más allá ha quedado claro que hay futuro. Eso sí, es importante que esta experiencia “fallida” sirva para que algunos jugadores aprendan y den un paso adelante cuando se les exija responsabilidad.
Un sistema de competición sin pies ni cabeza
Es ilógico que sean 24 los equipos que se jueguen el campeonato. Eso obliga a jugar una primera fase insulsa e inexplicable, en la que un equipo puede perder dos partidos y llegar a la segunda fase como primer clasificado. Hay que premiar el esfuerzo desde el principio y evitar un torneo que se alarga durante tres semanas. Demasiado tiempo para todos, aficionados y jugadores. En Ucrania 2015 seguirá siendo así, habrá que ver si para futuras ediciones la FIBA reflexiona y reduce el sistema.
Las ausencias del Mundial de España
Serbia logró la séptima y última plaza disponible para la cita del próximo verano. Antes lo habían conseguido Francia, Lituania, Croacia, Eslovenia y Ucrania, además de España por ser la anfitriona. Eso deja fuera del torneo a conjuntos de calidad como Alemania, Grecia, Italia, Rusia o Turquía. O lo que es lo mismo, deja huérfano al Mundial de figuras como Nowitzki, Spanoulis, Belinelli, Gallinari, Kirilenko o Turkoglu. La FIBA tendrá la última palabra cuando haga el reparto de las cuatro invitaciones libres que tiene. En mi opinión, China y Brasil son dos serias candidatas a una de ellas. Las otras dos, presumiblemente, serán para Europa. ¿A quién dejarán fuera?
Estrellas al alza
Si hay un jugador que ha salido reforzado de este Eurobasket es quizá Bojan Bogdanovic. El croata, que estuvo inmenso ante España en el partido por el bronce a pesar de la derrota, ha explotado por fin como el gran jugador que se llevaba esperando desde hace tiempo. De pasado madridista, Bogdanovic ha sido junto a Parker y Marc Gasol el mejor jugador de este Europeo huérfano de grandes estrellas. Su irrupción ha sido la nota positiva que la próxima temporada disfrutará Obradovic en el Fenerbahçe.
Francia y Parker, el que la sigue la consigue
Triunfo merecido de la selección gala y de su estrella Tony Parker. Ambos llevaban mucho tiempo buscándolo. El base, una estrella al nivel de pocos en la NBA, ha sido un ejemplo de compromiso con su país. Fijo en el combinado galo en todos los Europeos desde 2001, el premio le ha llegado doce años después. Merecido reconocimiento para uno de los grandes jugadores europeos de la historia.