Termina la Copa del Rey de Vitoria con un éxito total de público y organización. La verdad es que da gusto acudir a un evento en el que te dan tantas facilidades de trabajo. Cierto es que siempre hay cosas que pueden pulirse, pero comparado con otros deportes más mediáticos, la ilusión y el mimo con los que la ACB organiza cada edición de la Copa hace que hacer la cobertura del torneo sea muy agradable.
Este año, especialmente. Vitoria es una ciudad que vive por y para el baloncesto y eso se nota. La gente se ha volcado con el evento en un fin de semana especial para la ciudad: Semana Gastronómica, Carnaval, banderas en los balcones… Todo valía para contribuir a la fiesta del baloncesto. Una fiesta casi total, que quedó empañada el día de la final.
Lo ocurrido durante el partido decisivo se escapa a la lógica y sobrepasa el mal gusto. Una total falta de respeto que comenzó con los abucheos al Rey, práctica habitual en los últimos tiempos pero no por ello justificada, y continuó con los pitos al Himno Nacional. Nada, ni siquiera la actual crisis política que atraviesa el país, puede justificar una afrenta como esa, impensable en cualquier otro país, donde se habría parado el encuentro de manera inmediata. Pero aquí no pasa nada. Somos España. Un país democrático donde hasta los valores propios se pueden pisotear.
No contentos con eso, los aficionados presentes en la grada del Buesa Arena aprovecharon la entrega del trofeo de campeón de la Minicopa para humillar a unos niños de 13 años por el mero hecho de vestir el escudo del Real Madrid. Una sorpresa para estos chicos que se encontraron, sin saberlo, con una situación muy desagradable que no merecían. Y no me vengan diciendo que si era una pitada al Ministro Wert, que yo estaba allí y los pitos fueron para los chavales y luego, cuando apareció por la pista, para el Ministro Wert.
Lo del Rey y el Himno es quizá un tema más complicado, politizado hasta la saciedad. Con los niños no existe explicación. Son actitudes que nos deben hacer reflexionar y que empañan un torneo impecable dentro y fuera de la cancha, pero que ha quedado afeado por estos acontecimientos.
Copa del Rey Emilio V. Escuderoel