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Blogs Pasando por el aro por Emilio V. Escudero

El «lasismo» se perpetúa

Real Madrid's Spanish head coach Pablo Laso gestures during the Euroleague Final Four finals basketball match between Real Madrid and Fenerbahce Dogus Istanbul at The Stark Arena in Belgrade on May 20, 2018. / AFP PHOTO / Andrej ISAKOVIC
Emilio V. Escuderoel

Antes de su llegada, el Real Madrid deambulaba por el baloncesto español con triunfos esporádicos. En Europa, ni existía. Había un abismo entre aquel equipo campeón de los años 60 y 80 y el que transitaba sin pena ni gloria temporada tras temporada. De hecho, desde la marcha de Zeljko Obradovic en 1997 hasta el aterrizaje de Laso en 2011 el banquillo blanco estuvo ocupado por 10 técnicos. Uno cada año y medio.
Laso, que llegó al Madrid por la puerta de atrás, casi como tercera opción, tenía una ventaja sobre todos los demás: conocía el club. Sus años como jugador blanco le daban un plus fundamental, así que tiró de sentido común para ir poco a poco devolviendo al equipo a su lugar principal en la ACB y en el continente. En estos siete años al frente del Real Madrid, Laso ha ganado la mitad de los títulos que ha disputado. 14 de 28. En los quince años anteriores, el club solo logró cuatro: tres ligas y una Copa ULEB.

Aunque los números avalan a Laso, su presencia en el banquillo ha estado siempre cubierta de una nieblina que se ennegrecía en cada traspié. Como si el éxito continuado y el baloncesto alegre que muestra el equipo en cada partido no fueran suficiente. Había sectores que cuestionaban su continuidad aduciendo que solo había ganado una Euroliga -en casa, además- a pesar de contar con una de las plantillas más importantes de Europa. Argumento que quedó reducido el domingo a la nada, cuando los blancos ganaron su décima Copa de Europa en medio de un ambiente infernal.

La victoria del Real Madrid en el Stark Arena forma parte ya de la historia más gloriosa del club y perpetúa el «lasismo» por muchos años. Tras superar a Ferrándiz en número de partidos dirigidos, Laso mira ya hacia el récord de Lolo Sainz (734 encuentros por los 533 del vasco). Lejano, aún, pero posible visto el éxito que ha tenido en estos siete años. Por títulos, aún es el tercero en esa relacón de ilustres entrenadores madridistas, a ocho de Sainz (22) y a trece de Ferrándiz (27).

El triunfo en Belgrado, valioso por cómo ha ido la temporada en cuanto a lesiones dentro del vestuario, es especial por más cosas. Hacía casi cuatro décadas que el Madrid no ganaba una Copa de Europa lejos de España, lo que pone de relieve la magnitud de la victoria. Fue en Berlín, en 1980, cuando superó al Maccabi. «No sabía que hacía tanto tiempo, pero aquí estamos nosotros para romper esos maleficios y esas sequías históricas. Eso habla muy bien del carácter de este equipo. Porque ganar en Belgrado, con el ambiente que teníamos en contra y ante dos equipazos como CSKA y Fenerbahçe no es tarea fácil. Desde que llegó Pablo se están haciendo las cosas muy bien y ahora vamos a por la liga», explicaba Llull a ABC tras el triunfo en el Stark Arena.

Un triunfo que es ya la obra maestra de Laso. Cosechado tras una gestión modélica de la temporada, en la que ha ido repartiendo los esfuerzos y combinándolos con las ausencias forzadas por lesión. Lección que aprendió del año pasado, cuando el equipo llegó fundido a la hora de la verdad, desfondado por perseguir objetivos que no eran fundamentales.

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