Ser una estrella de la NBA no exime a LeBron James del sufrimiento de ser padre. En esa parcela, el de Ohio es uno más y no tiene una receta especial para no pasarlo mal cuando asiste a los partidos de su hijo.
Aprovechando las vacaciones, el nuevo jugador de los Cavaliers se pasó por un partido de su hijo y, tras darle algunos consejos, acabó tirado por el suelo celebrando una de las canastas conseguidas por el vástago. Parece que sí, que LeBron, después de todo, es humano. Como el resto.
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