Las olas alcanzan los 20 metros de altura y suben río arriba haciendo un ruido estruendoso. Llegan todos los años puntualmente en la noche del 17º al 18º día del octavo mes lunar al estuario de un río en el sureste de China, en plenas vacaciones de la Fiesta del Medio Otoño.
Este año ha coincidido con el 2 de agosto cuando el río Qiantang, en la provincia de Zhejiang, ha registrado una vez más el extraño fenómeno que la ciencia conoce como macareo, es decir, la conjunción de la gravedad de la tierra con una atracción de la luna muy fuerte, lo que provoca unas mareas vivas capaces de formar una gran ola que remonta la corriente del río.
Los macareos se producen en muchos cursos fluviales de todo el mundo, como el Amazonas, el Orinoco, el Indo, el Brahmaputra, el Garona o el Sena, pero en todos los casos son mucho más pequeños. El del Qiantang es el más espectacular y su riada contra corriente llega a alcanzar una velocidad de 40 km. por hora.
Otra de sus singularidades es que en el bajío la corriente principal no choca con un solo flujo fluvial sino con dos (uno del este y otro del sur), debido a las características especiales del estuario, formándose así una desconcertante marea en forma de T.
Dándose cuenta de que se trata de un atractivo único situado en el tramo final del famosísimo Gran Canal de China, las autoridades turísticas locales organizan desde 1994 un festival internacional para observar el fenómeno, que ha atraído a millones de turistas nacionales y algún que otro extranjero, la mayoría procedentes de la ciudad de Shanghái que se encuentra a solo unos 125 km. de distancia. Incluso los más intrépidos se han atrevido a cabalgar en tabla de surf sobre la singular ola.
Los turistas y muchos lugareños se dan cita en la orilla del río en el Parque para la Contemplación de la Marea situado en Yanguan, muy cerca del mar. Dicen que el mejor sitio es con diferencia la Torre de Zhenhai, junto al dique costero.
Primero se oye un rumor que poco a poco se va transformando en estruendo. Luego se ven avanzar las olas dibujando una inusual forma de T. Muchos chinos dicen que en realidad tiene la apariencia del carácter “ren”, que significa “persona”. Inicialmente parecen simples líneas blancas sobre el agua turbia de la desembocadura, pero cuando llegan al dique costero rompen contra él y, en algunos casos, dan un susto a más de uno, como si de una galerna se tratase.
La observación de las olas del Qiantang tienen una larga tradición que se remonta a más de 2.000 años, según referencias escritas y algunas pinturas tradicionales. Lo que hace que se puedan considerar como una de las actividades turísticas más antiguas que se conocen.
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