Un equipo de físicos del Instituto de Tecnología de California se dispone a construir, en laboratorio, uno de los objetos teóricos más buscados del Universo: un agujero de gusano, esto es, un túnel espaciotemporal que comunica de forma instantánea dos puntos lejanos, sin importar la distancia a la que ambos se encuentren.
Para conseguirlo, los investigadores proponen recrear los efectos que, en el espacio, tendrían dos agujeros negros entrelazados. El entrelazamiento es un curioso fenómeno de la Mecánica Cuántica (profusamente utilizado por los físicos aunque aún no bien comprendido) que permite que una partícula reaccione de inmediato ante cualquier cambio que sufra la partícula con la que está entrelazada, incluso si ambas se encuentran en extremos opuestos del Universo.
Según se explica en la revista Quanta, la idea más establecida nos dice que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de la inmensa gravedad de un agujero negro. Y eso significa que cualquier información que cruce el horizonte de sucesos (la línea de no retorno, tras la cual ya no es posible el regreso) quedará encerrada por toda la eternidad en el interior del agujero.
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Ciencia