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Los hombres prefieren la curvatura de la espalda a las nalgas de las mujeres

Los hombres prefieren la curvatura de la espalda a las nalgas de las mujeres
José Manuel Nieves el

La razón de esta preferencia hay que buscarla en la Prehistoria y la capacidad para soportar embarazos.

Siempre se ha pensado que las nalgas son uno de los atributos femeninos que más atraen y gustan a los hombres. Pero la realidad es que podría no ser así. O por lo menos no del todo así. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Texas en Austin y recién publicado en Evolution an Human Behavior desvela, en efecto, que los varones se sienten irresistiblemente atraidos por una curvatura lumbar muy concreta, y que esa atracción es muy superior a la que sobre ellos ejercen las nalgas de las mujeres. La razón de esta preferencia hay que buscarla en la Prehistoria.

Según la investigación, en efecto, las preferencias masculinas no se decantan tanto por el final de la espalda de las mujeres sino por “un grado óptimo de curvatura lumbar” de exactamente 45,5 grados sobre las nalgas, algo que habría permitido a nuestras “madres” prehistóricas un mejor apoyo a la hora de caminar y una mejor capacidad para soportar múltiples embarazos.

“Lo que resulta fascinante en esta investigación -explica David Buss, profesor de psicología y coautor del estudio- es que se trata de otra ilustración científica de la estrecha coincidencia entre una característica de diferenciación de sexos de la morfología humana (en este caso la curvatura lumbar) y la evolución de los estándares de lo que es atractivo”.

Para Buss, además “esto añade a un cuerpo creciente de evidencias el hecho de que la belleza no es enteramente arbitraria, ni está en los ojos del que mira, sino que tiene más bien una lógica adaptativa coherente”.

La investigación consistió en dos estudios diferentes. El primero se centró en el acuñamiento vertebral, una característica que puede influir en la curvatura de la baja espalda femenina.

Para esta parte del estudio, se pidió a cerca de 100 hombres que calificaran el grado de atractivo de varias imágenes que mostraban diversas curvaturas de la columna vertebral, todas ellas dentro de los límites normales. Y los hombres se mostraron más atraídos por las imágenes de mujeres que exhibían la curvatura lumbar hipotéticamente óptima de 45,5 grados.

Protrusión de glúteos asociada con (a) el desarrollo de los glúteos, (b) el depósito de tejido adiposo, y (c), el acuñamiento vertebral

The University of Texas at Austin

“Esta estructura vertebral -asegura David Lewis, director de la investigación- habría permitido a las mujeres embarazadas equilibrar mejor su peso sobre las caderas. Estas mujeres, además, habrían sido más eficaces en la búsqueda de alimento durante el embarazo y menos propensas a sufrir lesiones de columna. A su vez, los hombres que preferían a estas mujeres habrían tenido compañeras que estaban en mejores condiciones de alimentar y cuidar al feto y a la descendencia, y que también habrían sido capaces de llevar a término múltiples embarazos sin sufrir lesiones”.

El tamaño no importa

El segundo estudio aborda la cuestión de si los hombres prefieren precisamente ese ángulo porque hace que las nalgas parezcan más grandes o si esa preferencia se debe a la curvatura misma.

En este caso, se presentó a 200 hombres una serie de imágenes con grupos de mujeres con las nalgas de diferentes tamaños y con diferentes curvaturas vertebrales. Y la inmensa mayoría de ellos prefirió a las mujeres cuya curvatura lumbar estaba más cerca del óptimo, 45,5 grados, sin importar el tamaño de las nalgas.

“Esto nos llevó a la conclusión de que, definitivamente, los hombres prefieren mujeres que exhiben ángulos muy específicos de curvatura vertebral más que un tamaño concreto de nalgas”, asegura por su parte Eric Russell, otro de los autores del estudio.

Esta preferencia psicológica de los hombres ha evolucionado a lo largo de miles de años, y no va a desaparecer tan fácilmente. “Este ajuste entre las presiones evolutivas y la psicología de los humanos modernos -explica Lewis- recalca la utilidad que un enfoque evolutivo puede llegar a tener a la hora de ampliar nuestro conocimiento no solo de las ciencias naturales, sino también de las ciencias sociales”.

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