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“Masacre de cometas” en la estrella Fomalhaut

José Manuel Nieves el

Miles de cometas de hielo desaparecidos cada día, convertidos en polvo debido a un número incontable de colisiones entre ellos. Esa es, según los últimos datos del Telescopio Espacial Herschel, de la Agencia Espacial Europea (ESA), la razón de la existencia de un gran halo de partículas heladas alrededor de la estrella Fomalhaut, a sólo 25 años luz de la Tierra.



Fomalhaut es una estrella jóven, de apenas unos pocos cientos de millones de años de edad, y tiene dos veces más masa que el Sol. En la década de los 80, el satélite IRAS descubrió que estaba rodeada de un gran disco de polvo, que entonces se interpretó como material sobrante de su formación y destinado, como sucede en muchos otros sistemas, incluído el nuestro, a formar planetas alrededor de la estrella recién nacida.

Pero las imágenes del Herschel, mucho más detalladas, muestran detalles que no habían podido ser vistos hasta ahora.

Bram Acke, de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, ha analizado los datos y se ha encontrado con que la temperatura del polvo que forma el disco está entre los -230 y los -170 grados. Realizadas en el infrarrojo lejano, las mediciones indican que las propiedades térmicas detectadas hacen necesario que las partículas sean muy pequeñas, de apenas unas millonésimas de metro de diámetro.

Pero eso contradice de lleno los datos obtenidos hace ya tiempo por el telescopio espacial Hubble y según los cuales las partículas serían mucho más grandes, hasta diez veces mayores. ¿Cómo resolver esta diferencia?

El Hubble estudia en universo en el espectro visible, es decir, en las mismas longitudes de onda en las que los seres humanos somos capaces de ver. El Herschel, sin embargo, trabaja en el rango de los infrarrojos, lo que revela un Universo que no se puede apreciar a simple vista. Y las temperaturas medidas por el Herschel en el anillo de Fomalhaut no dejan lugar a dudas, aunque resulten incompatibles con las partículas de gran tamaño halladas por el Hubble. Para tener las temperaturas medidas, las partículas tienen que ser, por fuerza, pequeñas.

La solución, según Acke, es que las pequeñas partículas individuales se agregan en otras mayores, que son las que detecta el Hubble. Se sabe que este proceso se da también en las partículas de polvo liberadas por los cometas de nuestro propio Sistema Solar.

El Herschel, además, también detectó un gran número de estas partículas heladas abandonando el disco, hacia el espacio exterior, a toda velocidad. Lo cual genera otro enigma, ya que la densidad de partículas en el interior del disco no cambia…

La única forma de resolver la cuestión es suponer que el disco se está "nutriendo" de forma continua de nuevas partículas, y que esa fuente de alimentación es la colisión contínua de grandes objetos en órbita de Fomalhaut, que se desintegran dando lugar a nuevas partículas.

Para sustentar el anillo tal y como es, la tasa de colisiones necesaria es realmente impresionante: cada día, deben colisionar el equivalente a 2.000 cometas de un km. de diámetro para "fabricar" el suficiente número de partículas.

"Me quedé realmente sorprendido – confiesa Acke – Se trata de un número extraordinariamente grande".

En efecto, para mantener una tasa de colisiones tan extraordinariamente elevada, es necesario que existan entre 260.000 millones y 83 billones de cometas alrededor de Fomalhaut. Parece muchísimo, pero es un número parecido de cometas del que hay en las afueras de nuestro propio Sistema Solar, en la nube de Oort, que se formó a partir de incontables objetos arrojados fuera del disco de material que rodeaba al Sol cuando éste era igual de joven que Fomalhaut, hace unos 5.000 millones de años.


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