Parece una criatura de pesadilla, pero es absolutamente real. Medía unos 30 centímetros y nadaba en grandes bancos, como lo hacen sus descendientes actuales. Vivió entre hace 41 y 54 millones de años, en un mundo en el que ya no había dinosaurios, y estaba equipada con un único y prominente diente de sable que surgía de su mandíbula superior.
Según un estudio recién publicado en la Royal Society Open Science, Investigadores de las universidades de Michigan, Oxford, Turín y el Real Instituto Belga de Ciencias Naturales explican que cuando los dinosaurios y otros grandes depredadores se extinguieron hace unos 66 millones de años, un gran número de criaturas evolucionaron para ocupar los nichos que habían dejado libres. Y las anchoas de diente de sable estaban entre esas criaturas. Muy diferentes de las comedoras de plancton actuales, algunas anchoas antiguas, en efecto, cambiaron hasta convertirse en voraces depredadores capaces de cazar y devorar otros peces.
Para su estudio, los investigadores examinaron dos fósiles encontrados en zonas muy diferentes del mundo: uno de 30 cm de longitud que apareció incrustado en una formación rocosa cerca de Chievres, en Bélgica; y otro fósil parcial encontrado en la provincia de Punjab, en Pakistán. Los dos tenían edades comprendidas entre los 41 y 54 millones de años. Y tenían en común el diente de sable de su mandíbula superior.
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