Las estrellas no viven para siempre. Se forman a partir de grandes nubes de polvo y gas que, debido a su propia gravedad, se van haciendo cada vez más compactas, lo cual las lleva a calentarse hasta el punto de empezar a arder. Una vez “encendida”, la estrella brillará durante muchos millones de años, pero al final su combustible se acabará y la estrella llegará a su inevitable final.
Al morir, las estrellas expulsan violentamente nubes del material del que estuvieron hechas y esas partículas, polvo de estrellas, pasan eventualmente a formar nuevas estrellas, junto a nuevos planetas, lunas y asteroides. Y ahora, en el interior de un meteorito caído en Australia hace ya 50 años, un equipo de científicos encabezado por Philipp Heck, del Field Museum de la Universidad de Chicago, acaba de descubrir polvo de estrellas formado entre hace 5.000 y 7.000 millones de años, antes de que el Sol y la Tierra se formaran. Se trata del material sólido más antiguo jamás descubierto en nuestro planeta. El hallazgo se acaba de publicar en PNAS.
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Ciencia