La vida compleja comenzó a partir de pequeñas cadenas de moléculas que adquirieron la capacidad de replicarse a sí mismas. Investigadores saben cómo lo hicieron.
La vida compleja tal y como la conocemos comenzó de manera fortuita a partir de pequeñas cadenas de moléculas que, de alguna forma, adquirieron la capacidad de replicarse a sí mismas.
Hace miles de millones de años, en efecto, en la Tierra no existía nada que hoy pudiéramos reconocer como vida. En ese tiempo lejano el mundo contenía solo moléculas, formadas espontáneamente a traves de procesos físicos y químicos naturales. Sin embargo, en algún nomento esas moléculas empezaron a conectarse, a formar moléculas mayores que, de algún modo, aprendieron a replicarse. Y la vida empezó a evolucionar.
Ahora, un equipo de la Universidad de Wits, liderado por Pierre Durand, cree haber desentrañado cómo exactamente esas moléculas primigenias consiguieron empezar a unirse unas con otras. Los resultados de la investigación se acaban de publicar en la revista Royal Society Open Science. “La vida -explica el propio Durand- fue un acontecimiento fortuito. No cabe duda alguna sobre eso”.
Moléculas muy simples de ácido ribonucleico (ARN) pueden unirse a otras moléculas de ARN por medio de una reacción química llamada ligación. Y la unión de diferentes piezas de ARN al azar podría dar lugar a un nuevo grupo de moléculas capaces de fabricar copias de sí mismas y poner así en marcha el mecanismo de la vida.
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Ciencia