Nuestro Sistema Solar pudo albergar en el pasado un gran mundo rocoso, una “Supertierra” con una masa varias veces superior a la de nuestro planeta, aunque menor que la de Neptuno, y que terminó siendo “tragada” por el Sol. Esa es la extraordinaria conclusión de un equipo de investigadores de la Universidad de Las Vegas, que se publicará próximamente en Astrophysical Journal. El estudio está ya disponible en Arxiv.
Según afirman los autores de la investigación, Rebecca G. Martin y Mario Livio, la existencia de esta supertierra es, prácticamente, la única explicación posible para que el espacio que separa a Mercurio del Sol esté tan vacío. Un buen número de otras estrellas de nuestra galaxia, todas ellas del mismo tipo que el Sol, exhiben supertierras en órbitas muy cercanas a ellas. En nuestro Sistema Solar, sin embargo, no hay absolutamente nada entre el planeta más interno, Mercurio, y el propio Astro Rey.
Según asegura la propia Rebecca Martin a Discovery News, “la única evidencia física de que una supertierra pudo haberse formado en nuestro Sistema Solara es que en esa regón no hay nada, ni siquiera una roca. Por lo que la supertierra debió de formarse allí, recogiendo todo el material sólido disponible, aunque después cayó hacia el Sol”.
Muy cerca del Sol
En su esfuerzo por explicar por qué nuestro sistema no contiene ninguna supertierra, Martin y Livio llevaron a cabo simulaciones que les ayudaran a comprender cómo se forman estos grandes planetas rocosos. Y resulta que pueden hacerlo de dos formas diferentes: o directamente muy cerca de sus estrellas, en cuyo caso serían muy densos, o bien lejos de ella, lo que resultaría en planetas más livianos.
Si realmente existió una supertierra en nuestro Sistema Solar, ésta debió formarse en la región más densa y rica en materiales sólidos del disco protoplanetario del Sol, un anillo de escombros y residuos “sobrantes” de la formación de la estrella que quedan capturados por su gravedad y que, si se dan las condiciones necesarias, pueden terminan juntándose para formar planetas.
Según los investigadores, en el Sistema Solar se dio la primera de las dos posibilidades antes mencionadas. Aquí, una (o varias) supertierras pudieron formarse “in situ” muy cerca del Sol y “limpiar” todo el material del disco protoplanetario entre Mercurio y el Sol. La hipótesis, aunque muy plausible, necesita de más investigación para poder confirmarse.