A principios de abril, en pleno auge de la pandemia de coronavirus en Europa, el sismólogo del Observatorio Real de Bélgica Thomas Lecoq publicaba en Nature un estudio en el que informaba de que la paralización de las actividades humanas estaba teniendo una consecuencia inesperada: la reducción de las vibraciones de la Tierra.
Ahora, Lecoq y su equipo han liderado, junto a cinco instituciones científicas internacionales, entre ellas el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), una investigación más amplia, en la que se confirma que las diferentes medidas adoptadas para frenar la expansión de la pandemia han dado lugar al “silencio sísmico” más largo y pronunciado de toda la historia registrada de la Tierra. El nuevo estudio se acaba de publicar en Science.
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Ciencia