Un equipo de investigadores japoneses acaba de conseguir, por primera vez, que un primate (un mono tití) traspase con xito a su descendencia un gen implantado artificialmente. El hallazgo, que promete ser controvertido, puede abrir sin embargo toda una nueva era en el estudio de enfermedades humanas implantadas en primates, mucho más parecidos al hombre que los ratones que hoy se utilizan con profusión en la mayor parte de los laboratorios del mundo. El estudio se publica esta semana en Nature.En el experimento, realizado por Erika Sasaki y sus colegas del Instituto Central para la Experimentación Animal en Kawasaki, los investigadores inyectaron en 91 embriones de mono tití un vector viral que incluía una proteína fluorescente verde. Ochenta de esos embriones transgnicos fueron despus implantados en varias madres de alquiler. El resultado fue el nacimiento de cinco crías, entre ellas los gemelos Kei y Kou (keikou significa fluorescente en japons). Y todos mostraron la expresión del gen implantado. Pero lo más interesante, según ha manifestado la propia Sasaki, fue el nacimiento, en abril, de un nuevo mono tití, un macho obtenido por una tcnica corriente de fertilización in vitro, utilizando el esperma de Kou. El hijo de Kou tambin expresó el gen fluorescente que había heredado de su padre. Despus, otros dos monos de segunda generación nacieron y ambos tenían, tambin, la misma particularidad gentica.Los científicos llevan mucho tiempo intentando obtener primates que sean capaces de heredar y de expresar, como hacen los ratones, genes introducidos de forma artificial. Experimentos anteriores realizados con macacos rhesus consiguieron que el gen implantado en el embrión se expresara en el ejemplar adulto, pero nunca que pasara tambin a su descendencia.Ahora, los primeros objetivos de Sasaki son el estudio del Parkinson, la esclerosis lateral amiotrófica (la enfermedad de Stephen Hawking) y el mal de Huntington. En cuanto a los titís, son pequeños y relativamente fáciles de manejar. Alcanzan su madurez sexual en menos de un año tras su nacimiento y cada hembra puede llegar a tener hasta ochenta crías, ocho veces más que el macaco rhesus. Por todo ello, los monos titís podrían llegar a ser los mejores modelos conseguidos hasta ahora para el estudio de enfermedades humanas. Desde luego, mucho más útiles que los roedores. Junto a la investigación, Nature publica tambin un editorial en el que subraya los aspectos ticos de este avance científico. Y aunque los monos utilizados para este experimento concreto sólo han sido equipados con un inofensivo gen fluorescente, generaciones futuras de ellos padecerán, desde el momento de su nacimiento, graves enfermedades de todo tipo, previamente inoculadas por los científicos de los diversos laboratorios de investigación. Enfermedades que, además, transmitirán a su descendencia.Nature cree -reza el editorial- que tales experimentos están justificados por el valor de las investigaciones, siempre y cuando se realicen de una manera responsable. Sin embargo, los investigadores deben estar preparados a tratar con un amplio abanico de cuestiones ticas. Si no lo están, se arriesgan a dar pasos en falso cuando el inevitable debate se produzca.