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Cuando los cocodrilos luchaban con los dinosaurios

Cuando los cocodrilos luchaban con los dinosaurios
José Manuel Nieves el

Estas bestias eran los reyes del Triásico, ocupaban el mar y la tierra, tenían sofisticadas dentaduras y algunos alcanzaban varios metros de longitud, pero algo impidió que su supremacía continuara.

Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra, no lo hacían sin competencia. A comienzos del Mesozoico, en el Triásico, otro grupo rival de reptiles crecía y se multiplicaba con tal pujanza que cualquiera habría apostado por ellos, los cocodrilos, como los seres que gobernarían el rumbo de la evolución en los millones de años venideros. Los había de todos los tamaños, desde los que habrían sido presa fácil para un gato hasta las bestias de varios metros. Y de todos los estilos de vida: terrestres, de agua dulce y marinos; reptadores, andadores, saltadores, corredores y nadadores. Frente a sus descendientes actuales, con sus bocas tachonadas de simples dientes cónicos, los cocodrilos del Mesozoico habían sofisticado sus dentaduras y mandíbulas durante su adaptación a hábitos alimentarios muy diversos. Y todo ello mientras, en términos evolutivos, los dinosaurios apenas comenzaban a balbucear. En el Triásico, los cocodrilos ganaban a los dinosaurios por goleada.

Sin embargo, algo ocurrió. Un fenómeno de extinción masiva, cuyas causas aún son motivo de discusión, puso fin abruptamente al Triásico barriendo la supremacía de los cocodrilos. En el nuevo período que se abría, el Jurásico, los dinosaurios tomaron la delantera.

Las investigaciones de los últimos años han permitido desvelar el complejo y prolijo pasado de estos reptiles que a punto estuvieron de desbancar a los dinosaurios. Para profundizar aún más en el conocimiento de estos animales, científicos británicos y estadounidenses han recopilado y comparado los datos sobre la forma y la función de las mandíbulas inferiores de más de cien especies de cocodrilos extintos.

“Teníamos curiosidad por saber cómo los fenómenos de extinción y las adaptaciones a ambientes extremos durante el Mesozoico, un periodo que duró más de 170 millones de años, impactaron en los sistemas de alimentación de los cocodrilos antiguos”, explica la coautora del estudio Stephanie Pierce, del Royal Veterinary College. “Por eso nos centramos en la mandíbula inferior, el hueso principal en el procesamiento de la comida”. El investigador de la Universidad de Bristol Tom Stubbs añade: “Su capacidad de adaptación era muy notable, y su variación anatómica durante el Mesozoico fue excepcional. Desarrollaron estilos de vida y hábitos alimentarios como ningún otro grupo animal conocido hoy”.

Mandíbulas diferentes

Los resultados del estudio, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, arrojan tres conclusiones principales. En primer lugar, la gran diversidad de formas y funciones mandibulares de los cocodrilos al final del Triásico declinó en el Jurásico, confirmando la teoría previa. Segundo, en este nuevo periodo los cocodrilos colonizaron los mares y la forma de sus mandíbulas quedó constreñida por la necesidad de nadar con agilidad y capturar presas rápidas como los peces. Por último, los datos revelan que los cocodrilos florecieron de nuevo y recuperaron los hábitats terrestres en el Cretácico, el último periodo del Mesozoico, adaptándose de nuevo a una gran variedad de entornos y fuentes de alimento como en sus antiguos días de gloria. Según otros datos del registro fósil, los cocodrilos vivieron una nueva edad dorada en la que surgió una gran diversidad de rasgos anatómicos, como dentaduras especializadas y armaduras corporales.

“Nuestros resultados muestran que la capacidad de explotar la variedad de hábitats y fuentes de alimento gracias al desarrollo de muchas formas diferentes de mandíbulas fue crucial para que los cocodrilos se recuperaran de la extinción del Triásico, y muy probablemente contribuyó al éxito de los cocodrilos del Mesozoico que vivían a la sombra de los dinosaurios”, concluye Pierce.

Finalmente, ¿quién ganó la guerra de la evolución? Hoy los cocodrilos son un grupo residual, con apenas un par de decenas de especies muy similares entre sí que suelen recibir el apelativo de fósiles vivientes por sus semejanzas con algunos de sus antecesores prehistóricos. En cuanto a sus rivales, los dinosaurios, popularmente se asume que se extinguieron al final del Cretácico, y así fue en lo que respecta a sus representantes más conocidos y de mayor tamaño. Sin embargo, uno de sus linajes, el de las aves, ha prosperado y colonizado todo el planeta. En el fondo no se trata de éxitos o fracasos, sino de destinos alternativos. La evolución tiene esos caprichos. O si no, ¿quién habría pronosticado en el Mesozoico que hoy el dominio de la Tierra sería para los descendientes de unos seres peludos, pequeños y huidizos?

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