Por muchas razones, Mercurio no es un planeta como los demás. De hecho, resulta único entre sus compañeros rocosos del Sistema Solar. Su núcleo de hierro representa, por ejemplo, más del 80 por cien de su radio, mucho más que el de la Tierra, que supone solo el 50%. Lo cual representa un misterio de difícil solución para los astrónomos.
Los científicos creen que hace cerca de 4.000 millones de años y en pleno “gran bombardeo”, la violenta etapa durante la que los planetas fueron ocupando sus lugares en el Sistema Solar, un gran impacto pudo hacer que Mercurio perdiera la mayor parte de su envoltura rocosa. Por eso se trata de un mundo inusualmente denso, con un delgado manto de apenas 500 km de grosor por encima del núcleo metálico.
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Ciencia