Nada dura para siempre. Todo lo que nos rodea, desde los seres vivos a las montañas, los planetas, las estrellas, las galaxias e incluso el Univeros mismo, lleva grabada a fuego una fecha de caducidad. Pero en el extraño reino de las partículas subatómicas todo es posible. Y a pesar de que todas ellas, (protones, electrones, neutrones, etc), terminan por decaer y desintegrarse en algún momento, los científicos acaban de encontrar que ciertos tipos de «cuasipartículas» son, en principio, inmortales.
Lo cual no significa que no decaigan, igual que lo hacen todas las demás, sino que después de hacerlo, y de un modo que aún resulta un misterio, son capaces de «reconstruirse a sí mismas» y cobrar nueva vida en un proceso que, en teoría, puede repetirse hasta el infinito.
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Ciencia