En el año 2012, el Nobel de Física Frank Wilczek postuló que los «cristales de tiempo», lejos de ser un simple artificio matemático, podían existir en la realidad. La cuestión dio lugar a un animado debate entre los físicos ya que, en teoría, esas extravagantes estructuras cristalinas que se repiten en el tiempo, y no en el espacio, tendrían la capacidad del movimiento perpetuo, ya que se desplazarían continuamente en una órbita circular, incluso en su estado de mínima energía, o «estado fundamental». Y que se sepa, ningún objeto que se encuentre en ese estado dispone de suficiente energía para moverse lo más mínimo.
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Ciencia