Un equipo de investigadores describe, por primera vez, cómo surgieron los cerca de 40 diseños corporales de los animales que pueblan la Tierra en la actualidad.
Al principio todo eran células. Bacterias y otros organismos unicelulares que, durante más de 3.000 millones de años, desde el momento mismo en que la vida surgió en nuestro planeta, fueron los únicos habitantes de la Tierra. Hoy, sin embargo, el mundo está poblado por miles y miles de especies diferentes. Especies de criaturas “multicelulares”, complejos conjuntos de millones de células organizadas que dan forma a la multitud de organismos que en la actualidad prosperan en el planeta, tanto por tierra como por mar y aire. Y aunque las bacterias siguen (y seguirán) existiendo, incluso después de que nosotros hayamos desaparecido, todas las elaboradas especies “nuevas” que podemos ver hoy en día responden apenas a unos pocos (entre 30 y 40) diseños anatómicos diferentes.
¿Cómo y cuándo surgieron exactamente esos diseños? ¿Qué clase de mecanismos biológicos consiguieron dar el paso de simples células a seres tan complejos como los humanos, los caballos, las almejas o los tiburones? ¿Surgieron esos planes corporales de los animales a partir de lentos cambios graduales a lo largo de cientos de millones de años, como sugirió Darwin, o todos esos diseños fueron fruto de un episodio explosivo de diversificación durante el Cámbrico, hace unos 500 millones de años? La cuestión lleva décadas en el centro del debate científico, tanto por lo que respecta a la velocidad de esos cambios evolutivos, como sobre los mecanismos mediante los cuales esos cambios llegaron a producirse.
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