La remota isla Henderson, perdida en el Pacífico Sur y a 5.000 km del centro habitado más cercano, se ha convertido en el lugar más contaminado del mundo con este material.
Desde las costas de Nueva Zelanda se necesitan 13 largos días de navegación para llegar hasta allí. Perdida en el Pacífico Sur, la isla Henderson está, en efecto, a casi 5.000 km. del centro habitado más cercano. La pequeña isla, de apenas 37,3 km cuadrados (9,6x 5,1 km.), es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1988, y en la página web que le dedica esta institución se explica que “es uno de los pocos atolones del mundo cuya ecología no se ha visto prácticamente afectada por la presencia humana”.
Por eso, cuando la bióloga Jennifer Lavers y su equipo desembarcaron allí hace dos años (en Mayo de 2015) para realizar estudios sobre la fauna y la flora autóctonos, se llevaron una sorpresa mayúscula al encontrarse con el paisaje que muestra la fotografía. Al principio, los científicos pensaron que el lugar se había convertido en objetivo de alguna agencia turística con pocos escrúpulos. Pero no había más barcos allí, y el primero que avistaron no llegó hasta finales de agosto… De alguna forma, sin embargo, incluso sin casi presencia humana, nuestra “huella” era bien visible por todas partes. La investigación acaba de publicarse en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
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