Hay situaciones en las que la música se vuelve imprescindible. Por este motivo, todos los jueves los vamos a dedicar a recomendar canciones para las distintas situaciones terráqueas habituales. Para empezar, los placeres carnales. Hablando de canciones del planeta tierra, pocos temas han sido tan recurridos en sus múltiples facetas, desde la más tórrida a la más dulce, como el amor. Hay amores de ciudad, amores en avión, amores de motel, amores en el parque, amores en la oficina… Empezando por esta última, podemos imaginarnos la escena mejor si la acompañamos de tres canciones, una para cada momento.
La primera de ellas acompaña la decisión tácita y el apresuramiento de quitarse la ropa lo antes posible. Para este momento “desafinado” recomiendo un músico carioca, Jorge Ben, uno de los gigantes de la música popular del siglo pasado. Escribió Dirceu Soares en las notas del disco Personalidade que “Jorge Ben inventó la discoteca mucho antes de que ésta apareciera”. Se refería a la manera de hacer música basada en la melodía y el ritmo y el efecto que provocaban sus canciones en el público. La canción,”Take it easy my brother Charles”, una extraña adición de bossa y boogaloo, suena hecha a medida para el momento del desvestirse con el ruido de fondo de los papeles y carpetas que caen de la mesa del escritorio y algunos cristales rotos.
No hay que olvidar que Jorge Ben es en Brasil una leyenda viva cerca de las alturas. El autor de “Mas que nada” -entre muchas otras canciones hoy día universales-, publicó “Take it easy my brother Charles” en 1969 dentro del LP homónimo Jorge Ben para la Philips, donde también se encontraba “País Tropical”, otra de sus más populares canciones.
Cuando la fiebre llega a su extremo, y mientras el teléfono sigue sonando y nadie contesta, entra Marvin Gaye, tal vez la voz más sensual sobre la faz de la tierra, en una canción que para esto del amor se muestra insuperable, como es “Let´s Get It On”, grabada en 1973 como parte central del LP de mismo nombre. El propio Marvin explica en notas interiores del disco que “el sexo es sexo y el amor es amor. Cuando ambos son combinados, trabajan bien juntos”.
La figura musical de Marvin Gaye, junto a la de Stevie Wonder, James Brown y Sam Cooke, representa el afán de independencia a la hora de materializar el producto, siendo pioneros -cada uno con su particular biografía- de ese afán por no perder el control de su propia carrera artística en un universo en el que tal propósito era una tarea casi imposible. En este concierto se ve a un Marvin Gaye en la cima de su carrera, con inicio de strip tease incluido. Nada hacía sospechar que su vida fuera a terminar el 1 de abril de 1984 de manera tan truculenta de un balazo en el corazón salido del cañón de una 38 Smith & Wesson.
La tercera y última recomendación es una canción que acompaña la última escena, cuando juntos y exhaustos se deleitan con su maldad. Nadie mejor que Martha Davis, compositora, cantante y líder del grupo californiano de new wave de finales de los setenta The Motels y la fascinante “Total control”. Total control sobre tí, repite la canción una y otra vez.
“Total control”, segundo single del LP de mismo nombre, fue un éxito en Australia antes que en EEUU, de manera que como recuerda la propia Martha, cuando en 1979 fueron a tocar al país de los canguros, “fue una sorpresa ver al público encender las luces de sus mecheros y cantar todos juntos”.
Martha Davis, que inició su carrera musical en Berkley, California, en 1971, tomó tal decisión tras leer el diario íntimo de su madre. Entonces se decidió por hacer sus sueños realidad e intentar convertirse en una rock and roll star.