Fue un día de año nuevo cuando Kathleen Brennan llamó a la puerta de la habitación donde se alojaba Tom Waits. Se habían conocido durante el rodaje de Òne from the Heart. Aquello fue amor a primera vista. Y le dedicó una canción, “Jersey Girl” que incluyó en su disco Heartattack & Vine de 1980. Nuevamente firma Tom Waits una obra maestra y otra vez un fiasco en las listas de éxitos. La reputación de Tom Waits es inversamente proporcional al éxito en las listas. Los únicos números 1 los ha cosechado solamente en Noruega, vaya usted a saber por qué.
Tom Waits, un artista que ha hecho de su propia figura una tarea de creación continua. Siempre dispuesto a burlarse del espejo. Tom Waits, con su voz de bluesman del Delta y su atuendo de buhonero vendedor del elixir de eterna juventud no es ni el pistolero a sueldo ni el tahúr con un as en la manga. Tom Waits es un tipo tierno y sentimental. Pero es que para ser tierno y sentimental hace falta ser valiente. Y tener mucha clase.
Sólo Tom Waits podía dedicarle una canción de amor a su mujer y salir triunfador de semejante asunto. Hablar del amor, esa cosa extraña que Ortega y Gasset definió como “imbecilidad transitoria”, es colocarse en la barra del trapecio sin red como un equilibrista al borde del abismo.
Toda declaración de amor es de una desnudez tal que ruboriza a quien la escucha. Kathleen Brennan es la chica de Jersey a la que Tom Waits dedica su canción. Acaso Tom se esté vengando de Kathleen poniéndola en evidencia ante el mundo entero en manos de un tunante despiadado que corea su nombre a los cuatro vientos, con el júbilo adolescente del amor recuperado.
Por supuesto Tom se vende lo mejor que puede, dibujando un mundo idílico en el que Kathleen no solo es su tabla de salvación, sino el atravesar de las puertas que llevan al paraíso terrenal, un lugar de gozo inimaginable y perpetuo. Lo suyo fue amor a primera vista desde el día en que llamó a la puerta de la habitación del hotel. Tom Waits ha dicho de Kathleen algo tan rotundo como que ella “es la nación en la que vivo”. Y que es un hombre afortunado.
Una “Kathleen” a quien decirla eso mismo. Que somos afortunados. Bárbara es la nación en la que vivo. Y como no canto muy bien, mi amigo Tom me va a echar una mano esta vez. Feliz año nuevo.
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