No es Bruce Springsteen, aunque ambos son héroes dentro del rock estadounidense. Los dos tienen canciones dedicadas al lugar de origen, ese “hometown” equivalente al “vuelve a casa vuelve” de un anuncio lacrimógeno que siempre llega por el mes de diciembre. Aunque para muchos sea el verano el momento de volver a las raíces, o lo que es lo mismo, al pueblo.
El rock de John “Cougar” Mellencamp ha estado siempre cargado de vitaminas, de entusiasmo. Al igual que Bruce, John es de pequeño tamaño, altamente energético, de voz poderosa y una sempiterna sonrisa en la boca. Refleja lo mejor del sueño americano: ejercicio de la libertad, honestidad, pasión y profesionalidad en el trabajo. Su banda es algo más folkie que la E Street Band, aunque no mucho más, los elementos componentes son muy parecidos, violinista incluida.
Pero Max Weinberg, el batería de Bruce, siendo una fiera, no puede compararse con la matemática precisión y la pegada de Kenny Aronoff. De todos los grandes baterías de rock vivos, Aronoff es de los pocos que se atreverían a intentar emular los portentos de aquel legendario batería de jazz llamado Buddy Rich. Merece la pena comprobarlo a partir del tercer minuto en esta grabación con la Buddy Rich Big Band tocando el clásico “Straight No Chaser”.
En la banda de John Mellencamp está mucho más comedido, aportando desde un segundo plano, hasta que caes en la cuenta de que ese batería no es normal, de que es un fuera de serie. Los baterías no suelen ser estrellas, pocas veces lo son en esto del rock. Aronoff tampoco lo es. Pero ha sido fiel a John Mellencamp, grabando más de diez discos con él, prácticamente toda su carrera desde principios de los 80.
En este que nos ocupa, Scarecrow, dedicado a ese peculiar monigote que puebla los campos cultivados de Belmont, Indiana, la banda de Mellencamp de 1985 está en pleno apogeo. Con su siguiente álbum, The Lonesome Jubilee, el sonido “mellencamp” tocaría techo en su fusión de folk de los Apalaches y rock energético.
No es Bruce Springsteen, es simplemente John Mellencamp. Y como se puede comprobar en este concierto anual de apoyo a los granjeros de América, cuando canta y se emociona diciéndoles que no hay nada como volver a casa, el júbilo de sus paisanos es indescriptible.
Así que no te lo pienses más: este verano vuelve a casa, ya verás como te reciben con los brazos abiertos y lanzando sombreros y gorras por el aire. Aunque no sea Meg Ryan quien te esté esperando. Ay, no se puede tener todo amigo. Es lo que tiene ser una estrella del rock.