Tenía que ser Nick Cave, el magnífico cantautor australiano, quien pusiera con su bella voz de aguardiente la banda sonora perfecta al paso de la laguna estigia, a la llamada del barquero, ante la cual la mano ha de vaciar los bolsillos e ir tirando a la piel fría del lago las tarjetas bancarias, las opacas y las otras. Porque nuestro Jorge Manrique ya lo dejó claro: “allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir / allí los ríos caudales, allí los otros medianos e más chicos / allegados, son iguales los que viven por sus manos e los ricos.” Fue en su disco de 1997 The Boatman´s Call, con un Cave en el colmo de la inspiración donde absolutamente nada sobra.
Nick Cave, poeta e intérprete incorruptible, ha seguido su camino sin pestañear desde sus inicios de rock febril junto al resto de Birthday Party. Luego en solitario con los Bad Seeds, en una carrera impecable, que recorre las tres últimas décadas a paso lento y firme, aderezado de proyectos que le devuelven a la fiereza garagera de sus orígenes, al frente de Grinderman. Cantando cada vez mejor. Y componiendo canciones que merecen vagar eternamente en el espacio alejándose de nosotros a una velocidad inversamente proporcional al cuadrado de la distancia.
En el último trabajo de Nick Cave en 2013, Push The Sky Away, el llamado “crooner del punk” se sacaba de la chistera “El blues del bosón de Higgs” (“Higgs Boson Blues”), un homenaje con algo de sátira al descubrimiento de la partícula subatómica en el que escuchamos perplejos a un hijo de Ionesco decir: “Hannah Montana does the African Savannah”.
Un viaje hacia Génova durmiendo en Lorraine, un motel de carretera, donde se mezclan las imágenes de Miley Cirus con Elisabeth Taylor, la guitarra feroz del bluesman Robert Johnson y el diablo: “Robert Johnson con una guitarra de diez dólares a la espalda, buscando su melodía. Robert Johnson, él tiene el verdadero ritmo asesino. No se sabe quién va a estafar a quién”. “Miley Cirus flota en una piscina de Toluca Lake. Y tú eres la mejor chica que he tenido nunca”.
Nick Cave editó a principios del 2014 un emocionante concierto íntimo bajo el título de KCRW Live donde podía disfrutarse la versión de ocho minutos de su “blues del Boson de Higgs”. En julio de 2014 Cave visitó Berlín para promocionar en el festival de cine su película autobiográfica, 20.000 Days on Earth. Artista poliédrico, Nick Cave ha hecho casi de todo: actor, poeta, escritor, guionista de cine, cantante, productor; el éxito y el prestigio en su caso han ido a más hasta hacerle confesar, con espléndido sentido del humor a sus 57 años: “Hasta donde puedo alcanzar, poseo algo de megalomaníaco; pero un megalomaníaco con una autoestima extremadamente baja”.
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