Vuelve Putin, que no se habÃa ido
José Luis Rodríguez Zapatero pensaba que, una vez que Vladimir Putin abandonara la Presidencia de Rusia, dejaría de manejar a su antojo los destinos del país. Con esa clarividencia que ha tenido siempre para la política internacional, el presidente del Gobierno español nos hizo esa confidencia a un grupo de periodistas cuando, a bordo del avión de la Fuerza Aérea Española volvíamos de una rápida cumbre en Sochi, en la que había hablado durante varias horas con Putin. Era septiembre de 2007 y Putin estaba a punto de ceder la presidencia a su delfín, Dimitri Medvédev, quedándose él con la jefatura del Gobierno.
Ahora se acaba de hacer realidad lo que la mayoría de los analistas, llevándole la contraria a Zapatero, pensaban: que Putin volvería a aspirar al Kremlin, tras ejercer unos años como primer ministro. Se cambia los papeles con Medvédev y ya está. Todo sigue igual.
Rafael M. Mañueco, corresponsal de ABC en Moscú, lo decía descarnadamente hace unos días en este periódico, con su experiencia de más de treinta años en aquellas tierras: “Cuatro mangantes ricos y una dictadura de Putin: he ahí Rusia”. Mañueco acaba de presentar un espléndido libro sobre “Gorbachov: ocaso y caída del Imperio rojo”, escrito a medias con Jesús López-Medel, otro gran conocedor de los países que formaron la Unión Soviética. Y en él, entre otras perlas, se recuerda la chanza que corría de boca en boca en la URSS durante los años 70, sobre los “siete prodigios del socialismo”: “No hay paro, pero nadie trabaja. Nadie trabaja, pero los planes quinquenales se cumplen. Los planes quinquenales se cumplen, pero n hay nada en las tiendas. No hay nada en las tiendas, pero las despensas de las casas están repletas. Las despensas de las casas están repletas, pero todos están descontentos. Todos están descontentos, pero nadie protesta. Nadie protesta, pero hay presos políticos”.
No es esa ya la situación en Rusia, pero los autores del libro se muestran muy críticos con la forma en que se suceden las cosas en ese país y con el desencanto de la mayoría de la población, hasta el punto de que Mañueco afirma que la época de Gorbachov fue mucho más democrática que la Rusia de Putin.
Toda apunta, en cualquier caso a que Putin, con la ayuda de Medvedev, quien por cierto viajará a España en diciembre, seguirá mandando en Rusia y que será con él con quien tenga que dialogar el futuro presidente del Gobierno de España. Las relaciones entre los dos países han tenido sus altibajos a nivel político, aunque ahora estamos en el Año Dúal que ha permitido aumentar los intercambios culturales y económicos.
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