Mariano Rajoy estará ausente de nuevo de una cita internacional a la que sí acudirán varios jefes de Gobierno de nuestro entorno. Se trata de la cumbre mundial humanitaria que se desarrolla este lunes y martes en Estambul y a la que han anunciado su asistencia, entre otros, la canciller alemana, Ángela Merkel, y el primer ministro británico, David Cameron.
En la reunión, España estará representada por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, que parece ser uno de los pocos miembros del Gabinete de Rajoy que ha entendido que estar en funciones no significa permanecer inactivo en lo que afecta a las competencias de su departamento.
La ausencia de Rajoy de esa cumbre no es justificable, por mucho que el líder del PP tenga ahora como principal objetivo preparar la campaña electoral del 26-J. La situación de provisionalidad que vive la política española no es un argumento de peso para que el jefe del Ejecutivo deje de asistir a reuniones internacionales. Ya sucedió, de manera inexplicable, con la Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada el pasado 1 de abril en Washington, en la que estaban los principales gobernantes del mundo.
En la agenda de la cumbre de Estambul figuran los asuntos relacionados con la crisis humanitaria global, derivada de que hay 60 millones de desplazados por las guerras y las violencia, y un enorme número de afectados pro desastres naturales.
El tema es suficientemente importante como para que España hubiera estado representada a nivel de jefe de Gobierno, además de que uno de los puntos concretos de los que se hablará es de la resolución 2286 sobre asistencia médica en conflictos armados. Esa resolución fue promovida por España en el Consejo de Seguridad de la ONU y aprobada por unanimidad, para condenar los ataques contra médicos y hospitales en conflictos e instar a los estados a investigar estas violaciones del derecho internacional humanitario y a tomar medidas contra los responsables.
Rajoy pierde la oportunidad de hacer valer en este campo el papel de España, que a causa de la prolongada crisis política, está perdiendo terreno en diversos escenarios internacionales, un terreno que luego será difícil de recuperar. La agenda de la semana facilitada por Moncloa el pasado viernes no incluye ninguna actividad del presidente del Gobierno en funciones para los días 23 y 24, lo que hace todavía más incomprensible la ausencia de la cumbre de Estambul. Mucho más si en esa misma agenda sí figura su asistencia a la final de la Champions entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid en Milán.
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