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Liderazgo, la palabra comodín de la Casa Blanca

Liderazgo, la palabra comodín de la Casa Blanca
Luis Ayllón el

No debería Mariano Rajoy pavonearse demasiado porque Barack Obama haya elogiado su liderazgo para estabilizar la economía española. A lo largo de las últimas dos o tres décadas, he podido oir y, la mayoría de las veces, presenciar en la Casa Blanca, cómo los presidentes estadounidenses tienen por costumbre utilizar la palabra inglesa “leadership” para halagar a sus invitados añadiendo luego, si se tercia, algún punto sobre el que fijar ese liderazgo. También Obama alabó el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero en Europa cuando le recibió en 2009 en la Casa Blanca.

George W. Bush, por su parte, no escatimó ese calificativo para su amigo José María Aznar, de manera general, asegurando que era uno de los lìderes más fuertes en favor de la paz y contra el terror, o en algún caso concreto subrayando, por ejemplo que había demostrado un gran liderazgo a la hora de ordenar el registro por la Armada Española de un buque mercante cargado con misiles Scud. Igualmente, Bill Clinton elogió el “liderazgo personal” de Aznar en la crisis de Kosovo de 1999.

Y en cuanto a Felipe González, George Bush padre elogió en más de una ocasión su “liderazgo” en América Latina y particularmente en Centroamérica, en momentos en que se buscaba la pacificación en la zona a finales de los años ochenta.

Dicho lo cual, es obvio, que a Obama le hubiera costado más lanzar ese piropo comodín hacia Rajoy, si la reunión en el despacho Oval se hubiera celebrado hace un año, en que los indicadores económicos eran mucho peores.

La Casa Blanca muestra siempre una gran cortesía para con sus huéspedes cuando se trata de hablar ante la prensa. Las expresiones de malestar suelen canalizarse por otras vías, aunque también se terminen sacando a la luz como sucedió con la llamada de Obama a Zapatero en mayo de 2010 para que se pusiera las pilas ante la crisis económica.

De todos modos, puestos a quejarse, España tiene también sus motivos, aunque no se hayan abordado de manera específica en esa hora de encuentro netre Rajoy y Obama, como la tardanza en resolver la operación de retirada de la tierra contaminada de Palomares. Por no hablar de los esfuerzos que ha tenido que hacer Moncloa –incluido provocar un encuentro “fortuito” en el gimnasio de un hotel- para lograr concretar la invitación de Obama a Rajoy a la Casa Blanca. Un aliado que pone a disposición del escudo antimisiles de la OTAN su base de Rota o que facilita la de Morón para el despliegue de 500 marines de una fuerza rápida de reacción en el Norte de África, merece un trato mejor.

Estados Unidos

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