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La vía portuguesa de Sánchez preocupa en Europa

La vía portuguesa de Sánchez preocupa en Europa
Luis Ayllón el

Nadie lo expresa de manera clara, porque los usos diplomáticos aconsejan no inmiscuirse en los asuntos internos de otros países, pero es claro que no hay ningún entusiasmo en la mayoría de las capitales europeas, sobre todo en las de mayor peso, por la vía que parece emprender Pedro Sánchez, que no es otra que la que sigue el modelo de Portugal, de una coalición de los socialistas con los sectores más radicales.

 

Tampoco los dirigentes de la Comisión Europea, empezando por su presidente, el luxemburgués, Jean Claude Juncker, creen que la actitud del secretario general del PSOE sea la que vaya a beneficiar a España, que de ser puesta como ejemplo de lo que había que hacer para comenzar a salir de la crisis, ha pasado a convertirse en una preocupación para los europeos, por la incertidumbre creada tras el 20-D.

 

Hablando con periodistas en Amsterdam con motivo de la asunción de la presidencia rotatoria europea por Holanda, Juncker ha dicho que sigue al minuto la situación tanto en España, en su conjunto, como en Cataluña, y ha añadido que lo que desea la Comisión es un Gobierno lo más estable posible.

 

Juncker no puede ir más allá sin que se le acuse de tomar partido, pero si ha indicado que “es fácil saber qué es un Gobierno estable”. Y no parece que, por ahora, incluya en esa categoría al Ejecutivo portugués, porque cuando los colegas periodistas le han preguntado si ese modelo responde a su petición de “Gobierno estable”, lo que ha contestado es que eso “está aún por demostrar”.

 

Es decir, que entusiasmo, lo que se dice entusiasmo, no es que haya mucho por la operación encabezada por Antonio Costa y que Pedro Sánchez parece dispuesto a imitar, como último clavo ardiendo al que agarrarse para intentar sobrevivir. Ver a un Gobierno -como está sucediendo en Portugal- obligado a pactar casi cada una de sus decisiones, según con quien de sus compañeros de viaje, no es lo que más apetece en Bruselas.

 

La Comisión teme que, al igual que en Portugal, un Gobierno condicionado por la izquierda más extrema, dé marcha atrás en algunas de las políticas aprobadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que sigue las recomendaciones europeas. Por eso, no deja de hacer llegar mensajes, aunque sea velados, para que los socialistas españoles no se echen al monte y, sobre todo, no se arrojen en manos de quienes tienen planteamientos que distan mucho de buscar la unidad europea. 

España
Luis Ayllón el

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