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La batalla por evitar el “Gibrexit”

La batalla por evitar el “Gibrexit”
Luis Ayllón el

 

Los resultados del referéndum en el Reino Unido están obligando a trabajar intensamente a algunos sectores del Gobierno en funciones para analizar las consecuencias que para España tendrá la futura salida de los británicos de la Unión Europea.

 

Uno de los asuntos que está en estudio es cómo puede afectar al eterno contencioso de Gibraltar. Es obvio, a tenor de la rápida oferta hecha por José Manuel García-Margallo de recuperar la propuesta de cosoberanía, que algunos de esos estudios ya se habían hecho. Pero es cierto también que las autoridades gibraltareñas tienen una gran imaginación y están sobrados de medios y de asesores legales, para tratar de evitar el oscuro panorama que se les avecina fuera de la Unión Europea.

 

La iniciativa de apuntarse al carro de Escocia es vista en el Ministerio de Asuntos Exteriores como totalmente inviable, entre otras razones -se argumenta- porque Escocia no puede negociar nada con la Unión Europea. Las relaciones son entre Estados y mientras Escocia siga formando parte del Reino Unido, España y otros muchos socios europeos no van aceptar negociación alguna, que pudiera dar alas a los independentistas catalanes.

 

Es decir, si Escocia quiere formar parte de la UE, tendrá que lograr antes la independencia, después ser reconocida como Estado en Naciones Unidas y finalmente solicitar la adhesión al club comunitario.

 

Y por lo que respecta a Gibraltar, se recuerda que se trata de una colonia, de un territorio que, aunque no pertenece al Reino Unido, sí depende de ése Estado. Además, según el Tratado de Utrecht, si Gran Bretaña decidiera «dar, vender o enajenar de cualquier modo la propiedad de Gibraltar», España tendría prioridad para dar por terminada la cesión que hizo en 1713. Es decir que apuntarse al carro de Escocia no parece tan fácil desde el punto de vista legal.

 

De todos modos, es claro que las autoridades gibraltareñas van a buscar mil fórmulas que les permitan seguir disfrutando de la pertenencia a la Unión Europea y de los privilegios que ello les aporta, antes que aceptar la propuesta española de cosoberanía.

 

Es cierto que los gibraltareños ya se mostraron en noviembre de 2002 contrarios a esa idea, que Madrid y Londres llegaron a madurar en tiempos de José María Aznar, aunque finalmente los británicos se echaron atrás. Pero, las cosas han cambiado ahora y los llanitos pueden poner en la balanza que dependiendo de España su estilo de vida no se iba a ver alterado sustancialmente.

 

La realidad es que, más allá de hacia donde evolucionen las cosas, el Brexit ha puesto de nuevo sobre la mesa lo anacrónico que resulta que aún exista una colonia en suelo europeo y que hay una posibilidad, por pequeña que sea, de que termine esa situación.

 

El Gobierno de Fabian Picardo, además de lanzar todas su artillería contra su bestia negra, que es el ministro García-Margallo, se ha llevado una gran desilusión con el triunfo del PP en los últimos comicios, y teme un nuevo Gobierno de Rajoy. Por eso, advierte de que con el Peñón fuera de la UE o con medidas de control severo por parte de España contra un territorio que ya sería externo a la Unión, se verán perjudicados los casi 8.000 españoles que trabajan en Gibraltar.

 

Picardo busca apoyo en los socialistas andaluces, sobre todo en los de los municipios vecinos, como La Línea o San Roque. Hasta la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, viaja este lunes a esa zona para reunirse con el Grupo Transfronterizo, integrado por organizaciones sindicales, empresariales y sociales del Campo de Gibraltar y del Peñón, y con la Asociación de Trabajadores Españoles en Gibraltar (Astecg), bastante proclive a secundar las protestas de Picardo.

 

Mientras, en Madrid se va a reunir uno de estos días, convocado por García-Margallo, el grupo interministerial sobre Gibraltar para analizar las consecuencias del Brexit en el Campo de Gibraltar , con intención de que participen tanto la Junta de Andalucía como la Mancomunidad de Municipios de la zona.

 

No estaría de mas que, en un momento como este, los que todavía siguen siendo los dos principales partidos del país se pusieran de acuerdo en establecer una estrategia que ayude a tanto a los intereses nacionales como a los de los trabajadores, si hacerle el juego a quien lleva mucho tiempo causando perjuicios económicos a España.

 

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