Si alguien pensaba que tras el acuerdo con Estados Unidos para restablecer relaciones diplomáticas, las cosas iban a cambiar en Cuba de manera inmediata, los acontecimientos de los últimos días en la isla le habrán devuelto a la realidad. El castrismo no renuncia a reprimir las libertades más básicas de sus ciudadanos y ha vuelto a detener de manera arbitraria a quienes no comparten sus opiniones.
Medio centenar de activistas opositores al régimen fueron detenidos durante horas con el fin de evitar la concentración en la Plaza de la Revolución para asistir a un evento convocado por la artista Tania Bruguera, en el que se esperaban críticas al castrismo. Destacados periodistas como Reinaldo Escobar, esposo de la bloguera Yoani Sánchez e impulsor del portal “14y medio.com”, junto a otros redactores de ese medio fueron detenidos durante varias horas. La propia Tania Bruguera fue arrestada en dos ocasiones para evitar primero su presencia en el acto y después en una rueda de prensa.
Nada parece importar a Raúl Castro dilapidar en pocos días la esperanza que se había generado en muchos países sobre la apertura de un proceso de cambio en Cuba.
Previsiblemente el plan de acercamiento entre Washington y La Habana no sufrirá un retroceso por estas últimas detenciones, pese a lo cual desde el Departamento de Estado norteamericano, la condena no se ha hecho esperar. Sorprende que las autoridades españolas, que saludaron el reciente acuerdo cubano-estadounidense, mantengan desde hace tiempo un silencio absoluto cuando se producen oleadas de detenciones de disidentes.
El loable deseo del Gobierno de Mariano Rajoy de tener unas buenas relaciones con Cuba, en un momento en que hay movimientos que afectan a la isla no puede ser obstáculo para que se denuncie la represión y se deje de defender a quienes luchan por la libertad en ese país.
En el viaje que el ministro de Asuntos Exteriores español hizo a Cuba a finales de noviembre pronunció un discurso sobre la Transición española, en el que había una clara invitación al régimen castrista a salir de su inmovilismo. José Manuel García-Margallo pidió también a las autoridades cubanas que se facilitara la salida de Cuba, si lo deseaban, de opositores que tienen una licencia extrapenal tras haber estado encarcelados; y que permitiera la vuelta de algunos disidentes que abandonaron el país hace años. No sé conoce que haya habido respuesta positiva a alguna de estas demandas.
Cuba necesita del apoyo exterior para sacar adelante su maltrecha economía, especialmente de un progresivo levantamiento del embargo por parte de Estados Unidos, pero sus dirigentes deben ser conscientes de que para que eso se haga realidad han de abandonar las actitudes dictatoriales.
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