Al final, un poco de consenso
A punto de cerrarse la era Zapatero, Gobierno y PP empiezan a entenderse en política exterior. La cúpula del Ministerio de Asuntos Exteriores (Trinidad Jiménez, Juan Antonio Yánez y Santiago Cabanas) y los principales responsables de cuestiones internacionales del PP (Jorge Moragas, Gustavo de Arístegui y Alejandro Muñoz-Alonso) acuerdan fijar una posición común sobre Palestina y el proceso de paz de Oriente Próximo. Es una buena noticia, propiciada por un talante mucho más conciliador de la ministra Jiménez que de su antecesor, Miguel Ángel Moratinos, y por la buena disposición de Moragas, coordinador de Presidencia y Relaciones Internacionales de los populares. Ambos han tenido también frecuentes contactos para consensuar la posición en relación con la Primavera Árabe y eso ha resultado positivo.
En realidad, lo que ahora se presenta como un hecho destacable debería haber sido lo normal a lo largo de la legislatura. No fue así. La realidad es que el Ejecutivo, en su afán por desmarcarse de las actuaciones de los Gobiernos de Aznar, adoptó decisiones en política exterior muy cuestionables y que, difícilmente, podrían contar con el aplauso de la oposición.
La rápida retirada de las tropas de Irak, los coqueteos con el régimen de Hugo Chávez, las complacencias y enjuagues con la dictadura castrista o el fracasado Foro Tripartito de Gibraltar, por no hablar de la pintoresca Alianza de Civilizaciones, no han contribuido a mejorar la imagen de España en el mundo. Si el PP, como parece, llega ahora a La Moncloa, tendrá que reconducir esa y otras actuaciones. El nuevo Gobierno tiene derecho a marcar las líneas de política exterior que lleve en su programa, pero no sería bueno que despreciara las opiniones del PSOE en la oposición, salvo que se quiera caer en los mismos errores cometidos por Zapatero y Moratinos. El camino hacia el consenso en cuestiones de Estado, abierto en estos últimos meses, debería ser preservado.
PolÃtica Exterior