Un domingo 8 de febrero de 2009, Francisco Correa llevaba tres días en el calabozo de la Audiencia Nacional; Baltazar Garzón estaba de montería junto al ministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo entre las fincas Cabeza Pietra de Torres y Navaltoro, en Jaén; Mariano Rajoy en un mitin en Lausanne, Suiza, para captar el voto de los emigrantes españoles con motivo de las elecciones gallegas y Luis Bárcenas esquiando con su mujer en Baqueira Beret.
Siete años después, otro 8 de febrero, el caso que arrancó con la detención del cabecilla de la red Gürtel en su chalé en la exclusiva urbanización de Sotogrande, por fin tiene señalada la fecha del juicio de su pieza principal: el próximo martes 4 de octubre.
Tres días después de que arrancara la operación cuyos tentáculos traspasaría el alma de Génova, el presidente del PP fue arropado por todo su Comité Ejecutivo. Esa foto visualiza el desgaste sufrido por el partido, cuando compruebas qué ha sucedido con cada uno de sus protagonistas en estos últimos años.
En primera línea Rita Barberá, Federico Trillo, Soraya Sáenz de Santamaría, Esperanza Aguirre, Javier Arenas, María Dolores de Cospedal, Alberto Ruiz-Gallardón, Ana Mato, Francisco Camps y Ana Botella, entre muchos otros. Entonces Rajoy no se enfrentaba como ahora al miedo del portero ante el penalti, esperando que en su tanda Pedro Sánchez se equivoque al lanzar contra una de las escuadras y así no consiga los puntos necesarios para ser investido presidente.
Tampoco repetiría la frase: «Esto no es una trama del PP, es una trama contra el Partido Popular». Se refería en concreto a la portada que inauguraba Luis Bárcenas: «La trama detenida exigía contratos en nombre del tesorero del PP». Era el primero de los miles de titulares que nutriría a los medios de comunicación, como si fueran los millones de euros ocultos en Suiza. O como contaba «Don Vito» en una grabación en el hotel Fénix, con un fondo de piano, como si se hubieran trasladado a una escena de «El Padrino»: «Bárcenas cobró 1.000 millones de pesetas por adjudicaciones en la época de Cascos».
La época de Cascos era cuando la mano derecha de José María Aznar ejercía como «general secretario», como le solían llamar en Génova. Cuando falla un proveedor para un acto de última hora, se acuerda de Correa. A partir de ese momento se hará imprescindible. No hay evento político ni campaña electoral del Partido Popular que no pase por sus manos, creyéndose inmune a todo.
Una prueba de ello fue que antes de formarse el primer gobierno de Aznar en 1996, por su relación de amistad con Álvarez-Cascos, Correa le solicita regentar la presidencia de Paradores. Cascos se lo propone a José Manuel Fernández Norniella, hombre de confianza de Rodrigo Rato, nombrado entonces secretario de Estado de Comercio y Turismo, quien no accede a sus pretensiones.
Por las actividades delictivas de la trama Gürtel, Correa se enfrenta a 125 años y un mes, el exsenador por Cantabria a una pena de 42 años y medio de prisión. No están solos, otros 37 acusados se sentarán en el banquillo, así como el PP y Ana Mato como partícipes a título lucrativo.
Antes del próximo otoño, veremos hasta dónde llegaba la trama.
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