Los 40 millones de euros de la reforma, se repartirán entre el famoso Windsor -que se quemó parcialmente en 1992- y el palacio de Holyrood, en Escocia. Los fondos los proporcionará la Royal Collection Trust, que ya se ha beneficiado de pingues ingresos al abrirse Buckingham al público el verano pasado.
Esto resulta mucho más “políticamente correcto” que las antiguas pretensiones de la Reina de que se financiasen los arreglos a través de lo recaudado en hacienda en el Reino Unido.
- A buen seguro que la Reina de Inglaterra puede abaratar la inversión si cuenta con proveedores locales a los que les de el “Royal Warrant”, ya sean empresas de azulejos (españolas), marcas de moquetas, de mobiliario a medida en madera, empresas de sofisticadas telas decorativas de nacionalidad británica y otra serie de proveedores que gustosos colaborarían por el mero hecho de poder contarlo. Ya veremos en qué resulta. Una pena no haber podido conocer el curioso estado actual de algunas habitaciones de los castillos y palacios, probablemente toda una gincana en el moderno mundo actual.