Aparentemente, el “embrollo” visual fuerza a pensar con agudeza. Las políticas de orden en los despachos que llevan a cabo empresas y administraciones gubernamentales en los Estados Unidos, podrían no estar en lo cierto de acuerdo con estas nuevas tesis, también recogidas por el Journal of Consumer Research de la Universidad de Groningen en Holanda. Los estudios llevados a cabo indican que una mesa atiborrada de papeles ayuda al que trabaja a enfocar su atención en el tema que tiene entre manos.
“Si una mesa de despacho desordenada es señal de una mente desordenada, ¿ De qué sería señal una mesa de despacho vacía?”. Con esta frase de Albert Einstein me escudo cada vez que me veo rodeada de papeles y libros.
Y es que dicen recientes estudios llevados a cabo en Alemania, que permitir que los empleados de una empresa tengan los despachos algo desordenados fomenta la claridad mental. No se sabe a ciencia cierta si esto es así, pero lo que si ocurre es que, entre tantos evangelizadores del orden, no todos parecen convencidos de que sus enseñanzas sean lo más productivo para la creatividad.
Ideas como que un entorno desordenado fomenta a las personas a simplificar las ideas y tomar decisiones sencillas, se basan en parte, en la experiencia de Einstein.
1. Nigella Lawson, escritora de gastronomía, hace un enorme despliegue de medios en su despacho. Ella se inspira con mil cosas en un espacio que invita a la curiosidad.
2. Steve Jobs, se manejaba con destreza en su despacho de casa, en un ejemplo de eficacia y creatividad frente al desorden. Podría haber cierto paralelismo entre el despacho de Steve Jobs y el de Einstein.
3. El despacho de Albert Einstein. Sin pompa, formalidades ni metros suficientes, una de las mentes más privilegiadas de todos los tiempos descubría nuevos razonamientos rodeado de libros, papeles y cuadernos con anotaciones.
4. El despacho de Le Corbusier fue testigo de sus diseños, obra de una mente tremendamente inquieta y creativa.
5. Los estudios de Pablo Picasso gozaban de un “orden relativo” y evidentemente ello solo consiguió influir positivamente en su actividad creativa.
6. El escritor Mark Twain, también nadaba en un despacho lleno de anotaciones y cartas.
7. A Susan Sontag le gustaba idear sus obras entre periódicos, libros y revistas.
8. Un despacho puede ser muy revelador sobre el “modus operandi”. Martin Luther King escribía sus discursos rodeado de notas y libros varios en aparente desorden.
9. Hemingway se rodeaba de otras lecturas para escribir sus novelas. Papeles, anotaciones, cuadernos, souvenirs y cartas, forraban literalmente su escritorio mientras trabajaba.
10. Y la actriz y guionista Tina Fey, divertida y creativa, es un ejemplo de desorden de despacho y brillantez de discurso. Está claro que todos los caminos llevan a Roma.
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En una reciente entrevista en el Toronto Star, Freed reconoció que llegó al desorden progresivamente, aunque en el colegio sus notas eran sobresalientes y la valoración de su orden un suspenso. “Antes me avergonzaba, pero ya no, he salido del armario en el sentido de la organización”. “Mi mesa desordenada es una placa de rayos X de parte de mi mente: tengo mil ideas en la cabeza, cientos de ficheros mentales abiertos en cada momento, pero no es un batiburrillo de ideas, sino una mente ocupada, siempre tramando algo”. ¿Le cuesta mucho encontrar las cosas? Suelo encontrar todo bastante rápido: piense que aunque visualmente mi mesa sea un desastre, sigo un principio organizativo, que es un sistema arqueológico: mientras más bajo se encuentre un documento, más antiguo es. Revolviendo los papeles, miles de ideas llegan a mi mente: se crea el pensamiento accidental”. Brillante explicación de Josh Freed, ciertamente.