A Madonna, como ha todo hijo del Tio Sam, la pueden llamar de modo aleatorio para formar parte de un jurado. Así ha sido el caso.
La diva aparecía sin peinar, vestida “in finis gloriae mundi” al tribunal. Gafas, gorra y ropa para hacerse invisible al ojo de la prensa. Hasta con chandal y forro polar está relativamente pasable. Aunque habrá otros que digan que daba miedo de fea.
No obstante, disfrutó de enchufe: varios policías, dos personas del juzgado y su propio servicio de seguridad acompañaban a la cantante y a su asistente personal.
No sabemos si el juez se concentró. Los otros miembros del jurado no, protestando por los privilegios de la diva, que llegó tarde a la cita.
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