En el 31 aniversario de los Goya, la alfombra roja patria ha lucido para bien. Las actrices conocen mejor cada día el protocolo, sus limitaciones y los límites de la originalidad. Incluimos la selección de las mejor y peor vestidas según nuestro criterio.
Mejor vestidas
Ana Belén. Fue la más elegante de la gala, en la que recibió un premio honorífico por su carrera. El modelo de Delpozo, a manos del genial Josep Font, superó los atuendos que la actriz y cantante madrileña llevaba cuando se ocupaba de su guardarropa el mismísimo Jesús del Pozo. Un vestido escultural y delicado.
Mar Saura. Hay que reconocer que el sencillo y nada novedoso modelo dorado de Michael Kors que llevó la modelo y presentadora, le quedaba como un guante y era llamativo pero discreto. Tenía un aire hollywodiense sin dejar de ser elegante.
Clara Lago. Un precioso vestido de Santos Costura, fue el etéreo y original vestido blanco roto elegido por la actriz, que llevaba cuello halter y una falda hecha de tiras unidas entre si. Un modelo diferente y favorecedor.
Cayetana Guillen Cuervo. Brilló especialmente con el delicado vestido blanco de Teresa Helbig, con cuadros bordados a mano y una falda con abertura vertical. Un atuendo formal y con empaque.
Leonor Watling. Con el pelo recogido y un vestido plisado rojo de Alberta Ferretti, Leonor Watling llamó la atención por el sencillo corte de su vestido y por su dramático escote vertical. El color le favorecía especialmente.
Peor Vestidas
Cristina Rodriguez. Mostrando claramente de lo que una estilista y actriz de Benidorm es capaz de hacer, Cristina Rodríguez impresionó por su estilo “mitad y mitad” que combinaba de mala manera un mini vestido con bordados plateados con un modelo largo, plisado y abullonado en rojo brillante del Atelier Emilio Salinas.
Cuca Escribano. A un vertiginoso escote negro hasta el ombligo, se le añadía una falda de vuelo plisado con dibujos que recordaban a una reja andaluza de gran tamaño. Para más inri, llevó también un chal con bordados reivindicativos, en el que podía leerse “más personajes femeninos”.
María Botto. No es que el amarillo no sea un color favorecedor, pero es cierto que los resultados son dispares según sea la complexión de cada piel. El vestido de María Botto, creado por Beatriz de la Cámara, le quedaba grande por las sisas y las caderas, y contaba con un volante plisado final muy poco afortunado.
