Los responsables y educados, los que esperan para no llamar demasiado temprano ni en la siesta de verano y los que siempre preguntan si su interlocutor les puede atender por teléfono antes de empezar se comportan así por convicción propia y seguirán haciéndolo, pero saben que demasiadas veces a los inoportunos y a los bruscos les va bastante mejor. Quienes mandan suelen hacerles caso para impedir que eleven la voz; los que arbitran entre unos y otros saben que los que van de buenas tienen más capacidad para el acuerdo y el sacrificio, así que les piden más. No es lo que se dice justo, pero es bastante más fácil.
Las calles están llenas de gente con mascarilla, pero están llenas. Las terrazas deben tener cierta separación, pero la gente se sienta. Hay conciertos y partidos de fútbol a los que puede asistir el público y calles comerciales con ambiente que recuerda el de un día de rebajas, pero las cofradías siguen esperando. Cancelaron la Semana Santa de 2020, se pusieron a ayudar a sus semejantes, dejaron la de 2021 en las iglesias y todas las procesiones de gloria, y mientras el mundo le va comiendo terreno al coronavirus a fuerza de vacunas a la enfermedad siguen esperando el día en que por fin puedan salir a unas calles que ya no están desiertas.
La decisión de la hermandad de Nuestra Señora de Villaviciosa de suspender su procesión el 12 de septiembre es significativa por la forma de comunicarlo. No hay sólo responsabilidad y amor a los semejantes, que tiene que ser lo primero, sino también el relato de que las Administraciones callan cuando se les pide permiso. El Vía Lucis de la Virgen del Tránsito en la plaza de San Basilio tuvo más de sillas al aire libre y no fue distinto de cualquier acto en el interior y sólo tuvo luz verde tres días antes. Temor y temblor.
Cuando se trata de procesiones algunos piensan que hay miedo a dejarlas salir a la calle por ser cofradías y porque no habría gobierno que resistiese el impacto de las fotografías en manos de un sistema de medios de comunicación de partido único y confesionalmente ateo. La propaganda de la España nacionalcatólica, de la Andalucía casposa en blanco y negro y de los fachas que arriesgan la salud de las personas por obedecer a los obispos sería capataz de derretir el hielo de las convicciones.
Un año y medio después de aquella Cuaresma malograda en las hermandades se agota la paciencia y ya que valentía no va a sobrar, tal vez deberían ser como aquel amigo inoportuno de la parábola del Evangelio de San Lucas, que conseguía que le dieran pan de madrugada por la pura insistencia y no por el cariño que le tuviera aquel a quien había sacado de la cama. Si hasta ahora no se ha dado cuando se ha pedido ni se ha abierto cuando se ha llamado, quizá sea porque haya que acudir a los despachos de poderes que no sean el ejecutivo ni el legislativo.
Liturgia de los días
