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Blogs La capilla de San Álvaro por Luis Miranda

Asamblea destituyente

Puede que alguien diga que si un obispo aprueba a una hermandad otras cofradías iguales a ella no son quién para crear un club exclusivo

Asamblea destituyente
Cruz de guía de la hermandad de la Quinta Angustia en su Vía Crucis de 2022. FOTO: Rafael Carmona
Luis Miranda el

El Teatro de la Axerquía es un recinto estupendo para un concierto en verano, pero a ciertos músicos no se les puede escuchar sentados, como si en vez de rock fuese ópera. Pasó el sábado con Andrés Calamaro: los que habían comprado entrada de pista estaban cerquita, de pie, saltaban con cada ‘riff’ y golpe de batería y berreaban cuando sonaban ‘Crímenes perfectos’ y ‘Media Verónica’. Los que estaban en las gradas no tardaron en darse cuenta de que debajo había sitio y encontraron los huecos para disfrutar del concierto allí donde podían sentir el aliento del cantante.

A partir de cierto momento, sin embargo, los de seguridad empezaron a restringir el acceso a aquel lugar con las entradas más caras y no valían las excusas de que lo hacía todo el mundo. Quedaron los que bajaban delante de una valla y allí saltaban y disfrutaban. Como cada vez eran más, hubo un esforzado profesional que se decidió a que cada uno se fuese al trozo de cemento por el que había pagado, pero conforme se daba la vuelta los que allí estábamos aprovechamos para meternos debajo de una cinta verde y pasar a la tierra prometida. El remedio fue peor que la enfermedad, pero también bastante más realista. Quién sabe si habrá otra vez que Calamaro esté tan genial en Córdoba y haya tan pocos medios para impedir que uno se salte la valla.

El portazo que las hermandades han dado en toda la cara a la Quinta Angustia y los Dolores de Alcolea cuando se veían dentro de la Agrupación de Cofradías tiene algo del esfuerzo justo de los vigilantes. Se ajusta con precisión a los estatutos, pero no será raro que encuentren un lugar por el que sólo tengan que aprovechar la cinta medio baja de un recurso para colarse hasta el lugar en que no se quiere que estén. Si es demasiado fácil meterse donde sólo hay que doblar la espalda tampoco faltará quien diga que si un obispo aprueba a una hermandad con todos sus papeles otras cofradías iguales a ella salvo en la antigüedad y en que piden la venia en la carrera oficial no son quién para crear un club exclusivo y no dejar pasar. Aprendí poco derecho, pero igual pronto se escucha que «lex superior derogat inferiori» y también que «lex posterior derogat priori».

Puede pasar que la reunión del 30 de junio tenga algo de asamblea destituyente en que las hermandades se han refugiado en una casa de paja o madera que se ha venido abajo con un último soplido. Como dicen los gurús de los negocios, será cuestión de encontrar una oportunidad donde en principio habrá un problema. Si los estatutos no sirven, que se cambien con luz, taquígrafos, guía, diligencia y ánimo; si hay que construir una Agrupación abierta y una carrera oficial con más requisitos que pedirlo, que también se haga y se apruebe, y que no haya miedo a escribir lo obvio como salir y entrar en casa; si es necesario un reglamento, que se proponga y se debata con tranquilidad en una época que no sea Cuaresma y que se haga sin cansarse de explicarlo todo para que parezca una norma que las cofradías se dan a sí mismas, y que no se la imponen. Será un trabajo cansado y con pedagogía, pero quemará mucho menos que el clavo incandescendente de un articulado de hace 22 años ya caducado.

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